El virus de la bofetada, también conocido como eritema infeccioso o quinta enfermedad, es una enfermedad viral causada por el parvovirus B19. Se caracteriza por la aparición de una erupción cutánea roja en las mejillas que parece como si hubieran sido "abofeteadas", de ahí su nombre popular. Si quieres saber más sobre esta enfermedad no te pierdas esta nota de El Universal Puebla.
En la década de 1950, se demostró que el eritema infeccioso era causado por un virus específico, el parvovirus B19, identificado más tarde en la década de 1970. El parvovirus B19 es un virus ADN de la familia Parvoviridae y es el único parvovirus conocido que infecta a los seres humanos de manera significativa.
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¿Qué es la enfermedad de la bofetada?
Esta enfermedad es más común en niños y suele causar síntomas leves, como fiebre baja, malestar general y, ocasionalmente, dolores en las articulaciones. La erupción en las mejillas suele ser seguida por una erupción en forma de látigo que puede aparecer en otras partes del cuerpo, como el tronco y las extremidades.
La mayoría de los casos de virus de la bofetada son leves y se resuelven por sí solos sin tratamiento específico. Sin embargo, en personas con sistemas inmunitarios comprometidos o en mujeres embarazadas, puede presentar riesgos adicionales, por lo que se recomienda ir al médico para su evaluación en caso de presentar alguno de los síntomas.
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¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas del virus de la bofetada, o eritema infeccioso, pueden variar según la etapa de la enfermedad y la persona afectada. En muchos casos, la infección puede pasar desapercibida o manifestarse de manera leve. Los síntomas típicos incluyen:
- Fiebre leve.
- Malestar general.
- Dolor de cabeza.
- Erupción roja en ambas mejillas, que puede tener apariencia de haber sido "abofeteado".
- Dolor articular, que puede ser más notable en adultos.
- Síntomas gastrointestinales leves como náuseas, vómitos o diarrea.
En general, el virus de la bofetada es una enfermedad autolimitada y la mayoría de los pacientes se recuperan completamente sin necesidad de tratamiento específico. Sin embargo, es recomendable consultar a un médico si hay preocupaciones sobre los síntomas o si hay personas vulnerables en el entorno como es el caso de mujeres embarazadas o personas inmunocomprometidas o enfermedades cardiorrespiratorias.
