En la comunidad de San Pedro Yancuitlapan, municipio de San Nicolás de los Ranchos, yace una zona arqueológica poco conocida, pero de gran importancia cultural e histórica, pues además está oculta dentro de una formación volcánica en Puebla.
Este lugar, cuyo nombre en náhuatl significa “Dios grande, Dios divino”, ha sido resguardado por la comunidad local y es el centro de diversas leyendas y descubrimientos arqueológicos fascinantes.
El cerro Teotón es más que una prominencia natural, pues los especialistas la describen como una colina formada por la erupción de un volcán antiguo y los pobladores consideran que dentro de él hay una pirámide enterrada bajo tierra y la vegetación, como sucede con la pirámide de Cholula.
Aunque no ha sido reconocida oficialmente como un basamento piramidal, en la zona se han encontrado numerosos vestigios prehispánicos que datan del periodo preclásico temprano.
Gracias a estos descubrimientos, en 2012 el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inauguró el Museo Comunitario Teotón, que exhibe más de 600 vestigios arqueológicos encontrados justo en esa zona.
Este museo es administrado por los propios miembros de la comunidad, quienes se identifican como los “Guardianes del Teotón”, pues han permitido preservar y compartir con el mundo los tesoros históricos de San Pedro Yancuitlapan.
Entre las piezas más notables se encuentran dos entierros prehispánicos, probablemente de gobernantes, que incluyen una pechera y orejeras de jade, un mineral que los mexicas consideraban más valioso que el oro.
Las leyendas locales sugieren que el cerro Teotón tiene propiedades místicas. Se dice que en su cima hay piedras curativas, que emiten energía capaz de absorber las malas vibras simplemente al tocarlas. La conexión espiritual del lugar es tan profunda que, según algunas teorías, el Teotón fue construido para alinearse geográficamente con otros cerros y centros ceremoniales de la región, incluso relacionándose con constelaciones.
El Cerro del Teotón también se ha convertido en un destino popular para excursionistas y amantes de la naturaleza. Sus senderos ofrecen una experiencia única, donde se pueden apreciar vistas espectaculares de la región y la fauna local, incluyendo aves y, ocasionalmente, el aullido de crías de coyotes. La subida a la cima es desafiante, pero las recompensas visuales y espirituales valen el esfuerzo.
El cerro se encuentra a solo una hora de la ciudad de Puebla y a 7 minutos de la cabecera municipal de San Nicolás de los Ranchos, lo que lo convierte en un destino accesible para quienes buscan explorar tanto la historia como la naturaleza de la región.