Los dragones son seres mitológicos que aparecen en muchas culturas antiguas.
Sus leyendas han sido contadas en distintas partes del mundo, especialmente en Asia y en Europa.
Sin embargo, muy pocas personas saben que en el estado de Puebla, existe una leyenda que habla de un dragón que vivió debajo del convento franciscano que data de 1562. Y si no la habías escuchado aquí te la presentamos.
Zacatlán es un tesoro escondido en medio de las montañas, lleno de encanto, historia y naturaleza.
Sus calles empedradas, su mercado tradicional, su arquitectura colonial y su entorno natural hacen de este Pueblo Mágico un destino ideal para aquellos que buscan una experiencia auténtica y enriquecedora.
Es precisamente en este Pueblo Mágico donde nace la leyenda del Dragón que habitaba en el ex Convento Franciscano.
Esta leyenda fue tomada de la página de www.zacatlandelasmanzanas.com y cuenta que durante la construcción del Convento, un indígena alertó a los frailes sobre la presencia de un enorme animal que, desde tiempos prehispánicos, había aterrorizado a los habitantes locales sin que nadie lograra capturarlo.
Esta criatura inspiraba tanto miedo como respeto, llegando a ser considerada sagrada por la población indígena.
Incrédulos ante semejante relato, los frailes dijeron que atraparían a la bestia y, según la leyenda, lo consiguieron. Al poder observar de cerca a la increíble criatura, quedaron maravillados, pues mostraba características fascinantes y extrañas.
Hay quienes dicen que los frailes lo consideraron obra del demonio, pues nunca habían visto algo así. Con la intención de mantenerlo vigilado, se decidió que el dragón fuera resguardado en algún lugar de la iglesia del convento.
El sitio elegido fue el sótano del convento y, una vez acondicionado para que bestia pudiera permanecer ahí, los frailes lo encerraron y se hicieron cargo de él.
El sótano de la iglesia se acondicionó para que la bestia fuera una atracción para propios y extraños que venían atraídos por la noticia de su captura.
La noticia recorrió rápido toda la región y provocó la visita de muchas personas que querían conocer al supuesto dragón.
Al principio, les permitían verlo. Sin embargo, con el paso del tiempo prohibieron las visitas a este ser mítico, pues argumentaron que era una obra del demonio para desviar al pueblo de la creencia religiosa recién inculcada.
Se dice que cuando ocurría un sismo en la zona, los pobladores decían que era la furia del dragón por estar encerrado, además de tener hambre y por no poder escapar de los cimientos del convento.
Los frailes, para calmar el enojo del animal, solicitaron doble diezmo a las personas que se encontraban ahí, haciendo que la gente pensara que el dragón era un invento para atemorizar al pueblo y que el diezmo que cobraban era para beneficio de los frailes.
A pesar de ser una leyenda, la realidad es que en el templo sí existe un paraje atrás del altar mayor de la iglesia que conecta con la iglesia parroquial.
Además de que se encontraron túneles y galerías gigantes bajo el piso de la iglesia donde tal vez pudo estar el animal, aunque no encontraron indicios de este.