Aunque estornudar es un acto simple y común que sucede con frecuencia, especialmente en personas con alergias o resfriados, tratar de evitarlo puede tener consecuencias graves para la salud. Este reflejo no solo indica un posible malestar en el organismo, sino que también implica un proceso vital que involucra varios sistemas del cuerpo. Estornudar ayuda a expulsar irritantes, como alérgenos o partículas, desde las vías respiratorias, limpiando así las fosas nasales y evitando infecciones. Si quieres saber más, no te pierdas esta nota de El Universal Puebla.
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La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) define el estornudo como "un acto reflejo convulsivo que nuestro cuerpo realiza para expulsar irritantes de las fosas nasales“. Este reflejo puede ser provocado por diversas causas, como alergias, polvo o incluso cambios en la luz, como una reacción autónoma al pasar de un ambiente oscuro a uno brillante. También puede estar relacionado con factores psicógenos o epilépticos. En esencia, el estornudo es un mecanismo de defensa del organismo que ayuda a limpiar las vías respiratorias y proteger la salud.
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El doctor Lozano Calderón, de la UNAM, advirtió que evitar un estornudo puede tener serias repercusiones en la salud. Al tratar de suprimir este reflejo, se pueden provocar "roturas vasculares, sangrado nasal, hemorragias en la conjuntiva ocular o el tímpano, aneurismas, inflamación nasal o timpánica, así como dolor de oído, mareos, alteraciones auditivas y dolores de cabeza“. En casos raros, la presión generada puede llevar incluso a la “rotura de costillas o desgarros en la garganta”. Estas complicaciones resaltan la importancia de permitir que el cuerpo cumpla con este mecanismo natural de defensa.
La recomendación al estornudar es permitir que fluya libremente cuando estás solo en una habitación. Sin embargo, en espacios públicos como aulas, oficinas o transporte público, se aconseja cubrirse la boca y la nariz con el interior del brazo. Es importante no cerrar completamente los conductos, ya que hacerlo puede incrementar la "presión en las vías respiratorias superiores hasta 20 veces“. Esta técnica no solo ayuda a contener la propagación de gérmenes, sino que también permite que el estornudo se produzca de manera más segura y natural, protegiendo así tanto a la persona como a quienes la rodean.
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Estornudar implica la coordinación de varios músculos, lo que hace fundamental permitir que el cuerpo lo realice cuando se siente la necesidad. El proceso comienza cuando el cerebro detecta una señal de irritación en la nariz, lo que desencadena una orden de contracción que se propaga desde los músculos del esófago hasta el esfínter. En este momento, se activan simultáneamente los músculos abdominales, el diafragma, el pecho, los esfínteres, los pulmones, los párpados y, en ocasiones, los músculos de la garganta. Esta colaboración permite que el estornudo ocurra de manera efectiva, expulsando así el agente irritante del sistema respiratorio y ayudando a mantener las vías nasales limpias.