Puebla, una de las ciudades más antiguas de México, fundada en el siglo XVI, tiene un patrimonio lleno de historia y misterio. Si bien la ciudad fue creada y trazada por ángeles, según la leyenda, también alberga calles con historias que te pondrán los pelos de punta y donde ocurren cosas extrañas.
Aquí te compartimos algunas de las calles más enigmáticas de Puebla, con leyendas que han perdurado a lo largo del tiempo.
La leyenda dice que una noche lluviosa en 1785, la esposa de Don Anastasio Priego estaba a punto de dar a luz a su primer hijo. Don Anastasio salió en busca de una partera, pero en su prisa para llegar a tiempo, fue asaltado por un ladrón.
El señor, en su desesperación, lo atravesó con una espada para continuar su camino. Se dice que en las noches lluviosas, el alma en pena del asaltante deambula sin rumbo. Esta calle se encuentra en la 12 sur entre 3 y 5 Oriente, donde una cruz conmemora al "muerto" que dio origen a la leyenda.
Según el libro Las calles de Puebla de Hugo Leicht, en el siglo XVII, el Marqués de Alba-Flor, Don Juan de Ibarra, y su esposa, Doña Inés Torroella, tuvieron una hija llamada Estrella de Ibarra. Desde su nacimiento, la joven fue ofrecida a Dios, pero su belleza cautivó a Alberto Rubín, con quien inició una relación secreta. Al enterarse el marqués, se opuso vehemente y obligó a su hija a dejar a Alberto.
Estrella se escapó con él, pero su padre lo mató y la llevó de vuelta. Desesperada, Estrella encontró el cráneo de Alberto y murió cerca de la puerta de su casa. Su alma, dicen, aun pena por el lugar. Esta calle se encuentra en la calle 7 Sur, entre las avenidas 7 y 9 Poniente.
Ubicado en la 5 Oriente, entre 4 Sur y Bulevar 5 de Mayo, el Callejón de los Sapos es un lugar frecuentado por turistas debido a su tianguis y su ambiente pintoresco. Sin embargo, la leyenda dice que el nombre proviene de una inundación del Río de San Francisco, que causó un aumento en la población de sapos en el área.
Una de las leyendas más populares de esta calle es la de “Los justicieros de Los Sapos”, seres nocturnos de ultratumba que castigan a quienes se comportan irresponsablemente durante las fiestas, dejando a sus familias para divertirse.
Hoy conocida como Avenida 3 Poniente 900, esta calle fue nombrada en honor a Alonso de Ávila, un presbítero y cura del año 1702.
El Padre Ávila donó los terrenos donde se encuentra el Santuario de la Virgen de Guadalupe en 1694. Sin embargo, fue destituido de su puesto y asesinado en su casa en 1724. Desde entonces, se dice que su alma ronda la casa número 918, donde ocurrió su trágico fin, buscando paz.
Ubicado al sur del Centro Histórico de Puebla, el Barrio del Carmen se estableció en 1548 con la construcción de una ermita dedicada a Nuestra Señora de los Remedios.
Posteriormente, se construyó un convento y una iglesia dedicada a la Virgen del Carmen. El 5 de febrero de 1844, se construyó el panteón Santa María del Carmelo, que se encuentra en la actual 16 de septiembre, entre la 17 y la 21 Poniente.
Según Hugo Leicht, este cementerio era grande y octagonal, con árboles y flores en el centro, además de cuatro corredores, columnas góticas y un gran portón estilo Dórico. A un lado de este arco había dos figuras femeninas que representaban a “la parca”.
Estas dos esculturas romanas, conocidas como las “lloronas” o “comadres”, según las historias, cobraban vida y se les escuchaba discutir durante la noche, callando solo al amanecer. Además de pelear, estas figuras se movían de su punto para asustar a cualquier persona que anduviera de noche por el cementerio.
En el templo de Santo Domingo, ubicado en Puebla en la calle 5 de Mayo, se encuentra una placa que dice: “A la memoria del poeta sevillano Gutierre de Cetina quien a principios del siglo XVI fue herido de muerte en este lugar en el año de 1554”.
Según el Instituto Cervantes, Gutierre de Cetina fue un poeta español del Renacimiento y del Siglo de Oro español, en 1546, se trasladó a Nueva España y decidió radicar en Puebla de los Ángeles, donde se enamoró de Leonor de Osma. Sin embargo, bajo su ventana, fue herido de muerte en 1554 por un rival celoso y se dice que su alma aún vaga por la zona.