Con la visión de un empresario, José Manuel Rodoreda Artasanchez convirtió una necesidad en una oportunidad de negocio en pleno Centro Histórico de Puebla, donde abrió sus puertas la tienda de ropa Rodoreda.
Fue en el año 1933 cuando se inauguró esta casa de ropa que, conforme pasaba el tiempo y escuchaba a sus clientes, ampliaba sus departamentos en los que incluía vestimenta para bebés, joyería, muebles y electrodomésticos.
La tienda se ubicaba en la calle 5 de Mayo número 6, justo donde ahora es Plaza Puebla, a una cuadra del zócalo de la ciudad.
Sus amplios aparadores mostraban el tipo de ropa de calidad que ofrecía a sus clientes, destacando que el buen gusto y la elegancia eran su principal sello.
Los clientes podrían encontrar ropa para toda ocasión, camisas, pantalones, vestidos, casimires de alta calidad, corbatas, camisas, sombreros, gabardinas, abrigos, vestidos largos para fiestas y mucho más.
Al ser considerado el Liverpool poblano, pues en ese entonces no existían ese tipo de tiendas en Puebla, cada vez más se hacían de clientes que permitieron en 1939 hacer su primera ampliación para dar paso a la venta de muebles para el hogar u oficinas.
“1946 Siete años después… Termina la II Guerra Mundial, nuevamente Rodoreda cambió sus instalaciones” se puede leer en un recorte de periódico de la época y que poblanos han compartido en redes sociales recordando a la Puebla antigua.
Los perfumes, joyería, equipaje y demás artículos no pasaban desapercibidos para los peatones o automovilistas que circulaban por esa calle, ya que los aparadores destacan por estar tan iluminados y protegidos con enormes cristales de piso a techo.
Para la década de los 70, el crecimiento en la ciudad dio apertura a Plaza Dorada, el primer centro comercial en la ciudad donde se instalaron las principales marcas poblanas y Rodoreda no podía faltar.
En varios metros cuadrados del local, donde hoy está C&A, los clientes podían disfrutar de sus compras y salir del sitio para disfrutar de un café o refrigerio en el lugar, alejados del bullicio de los automóviles como ocurría en el centro.
De hecho, había dos camiones como el que cubría la ruta Garita-Panteón que hacía parada justo enfrente a Rodoreda, situación que afectaba no solo a la tienda sino a varios comercios. Por ello, las autoridades dieron paso a la volver peatonal la calle 5 de Mayo.
En 1975, Rodoreda sufrió un incendio en su tienda del Centro Histórico, un hecho que no pasó a mayores gracias a la intervención del cuerpo de bomberos, que atendió el incidente ocasionado por un corto circuito en la parte baja de la tienda.
El éxito de Rodoreda le permitió abrir su tercera tienda en el centro comercial Las Ánimas, en bulevar Atlixco y Circuito Interior, en la década de los 80.
La buena racha impulsó a la familia Rodoreda Artasanchez a salir de Puebla y explorar nuevos mercados y decidieron abrir una tienda en Córdoba, Veracruz.
Para los clientes, salir con las bolsas de compras de la marca o adquirir algunos de los muebles que se mostraban en el catálogo, era símbolo de comprar en la mejor tienda del buen vestir, comprar exclusividad y buen gusto.
No faltaba quienes de manera coloquial se referían a la tienda como “robadera”, debido a los altos precios de sus mercancías, pero era la única tienda en Puebla para adquirir muebles para el hogar, comprar regalos o ropa para eventos especiales, pues El Palacio de Hierro o Liverpool aun no llegaban a la capital.
Para sus celebraciones de aniversario, los dueños echaban la casa por la ventana, incluso en el año 1988 rifaron dos autos Shadow y participaron los clientes que hicieron una compra de 50 mil pesos en adelante, cuando aún no le quitaban los tres ceros al peso mexicano.
De acuerdo con algunas voces, fue la falta de modernización y las altas tasas de interés en sus tarjetas de crédito lo que provocó el declive de la firma, por lo que tuvo que cerrar sus puertas en 1999 y con ello, dar fin a una parte de la historia cotidiana de Puebla.