El volcán Popocatépetl, uno de los colosos más activos y temidos de México, ha mantenido una actividad continua desde 1994. Ante el reciente aumento en sus emisiones de gases y ceniza, consultamos a la Inteligencia Artificial (IA) para comprender mejor los peligros que representa este volcán.
ChatGPT es una herramienta de consulta utilizada por millones en todo el mundo, nos ofrece su perspectiva sobre el riesgo de “Don Goyo”, apoyada en una extensa base de datos.
Aquí presentamos los factores clave que hacen del Popocatépetl un volcán especialmente peligroso.
Desde 1994, el volcán Popocatépetl ha mantenido un comportamiento activo que incluye erupciones explosivas y constantes emisiones de ceniza y fragmentos de roca.
Aunque suele tener episodios moderados, estos pueden intensificarse y representar una alerta para las comunidades cercanas.
A menos de 100 kilómetros de la Ciudad de México y con poblaciones cercanas como Santiago Xalitzintla (a solo 12 km del cráter), cualquier aumento en la actividad del Popocatépetl representa un riesgo elevado.
Las autoridades, como el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), han emitido alertas frecuentes, incluyendo la fase 3 de alerta amarilla.
Aunque el CENAPRED y el Instituto de Geofísica de la UNAM monitorean constantemente su actividad, anticipar con precisión una gran erupción es complejo, lo que añade un riesgo extra. Una erupción significativa podría afectar hasta 25 millones de personas que viven en un radio de 100 kilómetros.
Algunos estudios que se han hecho del coloso, forman parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, una región donde se concentra el 75% de los volcanes activos del mundo. Esto lo convierte en uno de los volcanes más peligrosos del planeta, por su eruptiva y su proximidad a áreas densamente pobladas.
Aunque en estos días las imágenes de erupciones parecen alarmantes, para los expertos son solo episodios dentro de un largo período eruptivo iniciado en 1994.
Con sus 5,426 metros de altitud y un cráter de 900 metros de diámetro, el Popocatépetl se mantiene vigilado las 24 horas. Un equipo de cámaras, estaciones sísmicas y sensores meteorológicos envía información en tiempo real a un centro de control en el sur de Ciudad de México, permitiendo a científicos de diversas disciplinas analizar sus cambios y realizar inferencias basadas en la ubicación de sismos y otras señales volcánicas.