Los afamados Reyes Magos que son esperados con ansias por niñas y niños cada 6 de enero por los juguetes que les traen, hace 2022 años le regalaron algo muy diferente al niño Dios.
Mateo narra en su evangelio: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”.
Eso quiere decir que los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar le dieron oro, incienso y mirra.
Pero, ¿por qué?
La explicación es sencilla: Melchor le dio oro por que era un Rey. Gaspar le entregó incienso porque también era un Dios. Y finalmente, Baltasar le dio mirra porque era un hombre.
De esa manera reconocieron plenamente su esencia divina y terrenal. Y con ello, no sólo lo veneraron, sino que le rindieron pleitesía.
La raza de cada uno de los Reyes Magos, al igual que los animales que montaban, representan la sumisión de las culturas de África, Asia y Europa al nuevo rey. En aquella época no se conocía la existencia de América.
Según la historia bíblica, ante el rumor de que sería destronado por un niño a punto de nacer, Herodes pidió a unos sabios de Oriente que buscaran evidencia del nacimiento.
Los tres sabios siguieron la estrella de Belén, lo encontraron y le regalaron mirra, incienso y oro. Tras localizar al neonato, los magos huyeron y no regresaron a ver a Herodes.
De acuerdo con Julieta Fierro, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, la estrella de Belén existió.
Se trataba, explicó, de Júpiter, Saturno y Marte, que se ven como estrellas a simple vista, pero cuando pasan muy cerca se da una conjunción triple y parecen un solo astro.
“Y esta es la explicación de cuál fue esta gran estrella que guió a los Reyes Magos”, de acuerdo con la célebre investigadora.