El inicio de un Año Nuevo se celebra prácticamente en todos los hogares del mundo con una reunión o cena familiar en la que la parte culminante es escuchar el tañer de campanas que anuncian el inicio de un nuevo ciclo y se despide la nochevieja.
Un nombre que con el paso del tiempo parece haber caído en el olvido o el desuso, pero que está presente e íntimamente ligada al inicio de un nuevo ciclo, un aspecto parecido a lo que sucede con la conmemoración de la Nochebuena y la Navidad.
La última noche del año
La nochevieja o víspera de Año Nuevo es la última noche del año en el calendario gregoriano.
Se trata de una festividad que se realiza prácticamente en todo el mundo el 31 de diciembre, conforme a las costumbres y tradiciones de cada localidad.
En general, debe entenderse como el preámbulo de la recepción del Año Nuevo, que inicia con la ingesta de las uvas y es seguida por los brindis, el intercambio de abrazos y buenos deseos.
Lo común es que se pase de la nochevieja al año nuevo sin mayor preámbulo, pero en algunas localidades el momento es realmente especial.
En México, por ejemplo, concretamente en Veracruz, la representación del viejito es una tradición de fin de año que se realiza en la zona centro para despedir el año viejo.
Consiste en la quema de muñecos rellenos de aserrín y pirotecnia, que si bien se lleva a cabo de manera aislada, se preserva.
En algunas localidades de Puebla también se recrean figuras de viejos para despedir el año que termina y recibir al que está por iniciar.
De esta manera se preparan y toman parte en la celebración de la nochevieja, que es el preámbulo para el inicio de un nuevo ciclo anual en el que renacen la esperanza y la fe en un porvenir próspero y promisorio.
La Nochevieja simboliza el final de un ciclo y la expectativa de cosas mejores en el año que comienza, un espacio para cerrar capítulos, dejar atrás lo negativo y renovar la esperanza en un mejor porvenir.