En México, los empleados cuentan con dos sistemas de pensiones principales: el régimen del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Ambos sistemas tienen como objetivo garantizar una jubilación proporcional para sus afiliados. Si quieres saber más, no te pierdas esta nota de El Universal Puebla.
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Para recibir una pensión, los requisitos difieren entre cada institución, así como las normas que establecen la edad de retiro y las semanas de cotización necesarias para obtener el beneficio completo. Es crucial tener en cuenta que cada régimen ha experimentado diversas modificaciones, por lo que es fundamental conocer la modalidad específica que aplica a cada derechohabiente.
Para quienes están afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es importante destacar que existen diferentes tipos de pensiones. Sin embargo, el sistema de pensiones contributivo se basa en el ahorro individual junto con las aportaciones de los trabajadores, empleadores y el Estado. Aquellos que están en el régimen de 1997 deben haber acumulado al menos 1,250 semanas de cotización, lo que equivale aproximadamente a 24 años, para obtener una pensión completa.
Por otro lado, para los servidores públicos afiliados al ISSSTE, la Ley de 2007 define el régimen de pensiones. Aunque también se ha avanzado hacia un modelo de cuentas individuales, se pueden elegir entre dos esquemas de pensiones: el Décimo Transitorio y el Bonos de Pensión. Aquellos que elijan el Décimo Transitorio, aplicable a quienes eran trabajadores públicos antes de la reforma de 2007, pueden jubilarse con el 100% del último salario si tienen al menos 30 años de servicio, sin importar la edad.
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Ambos sistemas de pensiones enfrentan importantes desafíos futuros debido a factores como el envejecimiento de la población, el aumento en la esperanza de vida y los niveles de empleo informal, que afectan la acumulación de semanas cotizadas. Por lo tanto, es necesario un monitoreo continuo y ajustes potenciales para asegurar su viabilidad a largo plazo.