El Reloj del Fin del Mundo es una alerta para la humanidad sobre los peligros de eventos catastróficos. Fue creado en 1947 con el objetivo de promover la conciencia y fomentar acciones concretas ante las amenazas que ponen en riesgo la supervivencia de la humanidad.
Este reloj se ajusta periódicamente para reflejar cómo cambian las amenazas con el tiempo, emitiendo información relacionada con la supervivencia y el desarrollo humano.
También conocido como el Reloj del Apocalipsis, fue creado en 1947 por un grupo de científicos entre los que destacan Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer. Durante más de siete décadas, ha servido como un recordatorio de los riesgos que enfrenta la humanidad.
Inicialmente, Eugene Rabinowitch, líder del movimiento internacional por el desarme, fue el encargado de fijar las manecillas del reloj. En la actualidad, la responsabilidad recae en el Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín de los Científicos Atómicos, que analiza los acontecimientos globales para determinar la posición del minutero.
El Consejo está compuesto por científicos especializados en armas nucleares, cambio climático y otras amenazas globales. También incluye expertos que asesoran a gobiernos y organismos internacionales, entre ellos nueve premios Nobel.
Hasta donde se sabe, los integrantes del Consejo se reúnen dos veces al año para evaluar los eventos mundiales y, si es necesario, reajustar el reloj.
Desde su creación, el minutero del reloj ha sido ajustado 25 veces, siendo el cambio más reciente en 2023. Ese año, el reloj se situó a 90 segundos de la hora final, la distancia más corta jamás registrada. Este ajuste reflejó un contexto preocupante:
El Reloj del Fin del Mundo sigue siendo un poderoso símbolo que insta a la humanidad a tomar medidas para garantizar su supervivencia frente a las crecientes amenazas globales.