Cuando tienes hijos pequeños y te preparas para ir a misa los domingos, es común escuchar la queja estridente de sus jóvenes pulmones: ¿Por qué tengo que ir a misa los domingos? Según la edad del niño, esta protesta puede ir acompañada de una escena que incluya gritos y lágrimas. Si quieres saber más sobre esta tradición de la Iglesia Católica no te pierdas esta nota de El Universal Puebla.
La Iglesia, consciente de que sus miembros necesitan conocer a Dios para cumplir con la misión que se les ha encomendado, ha establecido la obligación de dedicar tiempo semanalmente a este conocimiento. Por ello, ha dado el mandamiento de asistir a misa completa todos los domingos y días de precepto. Este mandato asegura que los fieles se familiaricen con los principios de su Fundador, Jesucristo, y así mantengan el "estilo" de seguidores de Cristo. De este modo, no perderán de vista su propósito final y se esforzarán por cumplir con su labor personal dentro de la Iglesia.
Esta es la razón por la que debes ir a Misa todos los domingos
Desde la Creación, según el relato del Génesis, Dios estableció un día dedicado a Él: "Y el séptimo día descansó." Este es el origen del sabbat judío. Con la resurrección de Jesucristo en domingo, los primeros cristianos modificaron el sabbat al primer día de la semana, el domingo, dedicándolo completamente a Dios. En los Hechos de los Apóstoles, se menciona que la práctica de asistir a misa los domingos se remonta a los inicios de la Iglesia, cuando los apóstoles y los primeros discípulos se reunían el primer día de la semana para conmemorar la Resurrección de Cristo, estudiar las Escrituras y compartir el pan de la Eucaristía.
Por esta razón, la Iglesia nos solicita asistir a misa los domingos como un recordatorio de que debemos dedicar todo ese día a Dios. Además, asistir a misa ofrece grandes beneficios, ya que es la celebración en la que se realiza el sacramento de la Eucaristía, el medio más perfecto de santificación. En ella, conocemos a Dios y nos unimos a Jesucristo y a toda la Iglesia en su misión santificadora.
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Durante la misa, participamos de manera profunda en la vida y el misterio de Jesucristo, ofreciendo nuestras obras y a nosotros mismos, pidiendo perdón por nuestros pecados. Esto nos otorga gracias para toda la Iglesia, repara las ofensas de los demás y brinda una alabanza de valor infinito, ya que lo hacemos a través de Jesucristo.
