El Año Nuevo representa un nuevo inicio para todos, aunque es el “lunes grandote” en el que no muchos comienzan con energía.
Por ello, no siempre se puede dar continuidad a lo propuesto en los últimos días del año.
De acuerdo con Richard Wiseman, profesor de psicología de la Universidad de Hertfordshire, se determinó que casi el 90 por ciento de los propósitos de fin de año no se cumplen.
Además, la mayoría de los propósitos son cosas personales que por diferentes circunstancias no se ha logrado realizar. Es por eso que llegan a ser muchas veces repetitivos y más comunes de lo que uno cree.
Muchos especialistas y psicólogos afirman que no basta con hacer una lista, sino más bien se necesita constancia y compromiso para hacer cambios positivos en nuestra vida.
Algunos de los propósitos más comunes son:
Desde el 2 de enero muchos lugares “fit” comenzarán a llenarse, lo que no han calculado es que aún falta la rosca y el Día de la Candelaria. Así que si lo tuyo es el gym, solo estará lleno un par de semanas.
Muchos quieren dejar su empleo para ser sus propios jefes. Todo está bien hasta que se dan cuenta que costear y sostener un negocio propio no es sencillo y se requiere de resiliencia. No es imposible, pero toma en cuenta que costará un poco así que ¡aún no renuncies!
Un poco ligado con el tema anterior. Existe la llamada “cuesta de enero”, donde posterior a la compra de comida y juguetes, es tiempo de pagar y liquidar deudas. Ahorrar, al igual que emprender, requiere de buena administración.
¡Aguas! La renovación para un nuevo comienzo también cuesta, así que puedes elegir lo básico e ir cambiando poco a poco.
De que se puede, se puede. Y como conclusión, podemos retomar los puntos anteriores, donde una buena administración podrá permitirte hacer viajes cortos o largos, cercanos o lejanos sin tener que quedarte con los bolsillos vacíos.
Al final, cada propósito que hagas debes tomarlo como compromiso personal y realizarlo con esfuerzo y dedicación.