Una de las acciones más importantes para cuidar nuestro estado de salud es dormir apropiadamente, pues nos ayuda a sentirnos bien tanto física como mentalmente. Es por eso que cuando llega el fin de semana lo esperamos con ansias para poder recuperar energías. Dormir adecuadamente emerge como una herramienta efectiva contra el envejecimiento prematuro, superando incluso a tratamientos de belleza.

Se ha demostrado que las horas de sueño adecuadas no solo preservan la juventud sino que también evitan el aumento de peso. Muchas veces nos cuesta demás poder conciliar y, en reiteradas ocasiones, optamos por dejar la televisión encendida argumentando que la luz tenue o el zumbido suave de la pantalla los ayuda a conciliar el sueño.

Sin embargo, múltiples investigaciones indican que las desventajas asociadas a este hábito superan con creces los eventuales beneficios que se le atribuyen. Es por eso, dormir con la televisión encendida, se relaciona con los siguientes efectos y trastornos que perjudican el sueño:

  • Al mirar la televisión mientras te encuentras a oscuras, las pupilas se dilatan y entra más luz, lo cual inquieta en gran medida al cerebro antes de ir a la cama.
  • El ritmo circadiano envía al cerebro la información necesaria para que distinga cuando es de día o de noche y, a partir de esa información, active las funciones correspondientes del organismo. Si este se altera, tu sueño se volverá ligero, y por ello, podrías despertar varias veces durante la noche.
  • Aun mientras duermes, tu cerebro sigue activo. Por lo mismo, seguirá percibiendo los sonidos que emita la televisión, lo cual puede provocarte “sueños nerviosos”.
  • Menos melatonina. Al dormir con la televisión encendida, el cerebro fabrica menos melatonina. Este déficit provoca trastornos como depresión, insomnio, aceleración del envejecimiento, e incluso vulnerabilidad frente a varias enfermedades.

Para que esto no se transforme en un verdadero dolor de cabeza, intenta reemplazar este hábito con la lectura o la meditación. Procura dejar apagada la pantalla desde al menos una hora antes de ir a la cama. Si haces algo similar con computadoras o teléfonos celulares, también puedes dejar de utilizarlos unas horas antes o, en su defecto, utilizarlos con luz cálida. Procura mantener una hora constante para acostarte, y asegúrate de hacerlo en una habitación fresca y oscura.

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