El número históricamente está ligado a la mala suerte, y si se asocia con los días martes y el temor social es mayor.

Por ello, aunque no se acepte abiertamente, en muchos edificios no hay piso 13 y, consecuentemente, en los elevadores se omite ese número. Los aviones tampoco tienen fila 13, con el evidente propósito de evitar que los pasajeros se sientan incómodos al sentarse en esa fila, sobre todo si son supersticiosos.

Por otra parte, la conseja popular reza: “Martes 13, ni te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes”, y muchos trasladan esa creencia al viernes 13.

En torno al número 13, ya sea en martes o viernes, hay teorías, mitos, creencias y leyendas que, con el paso de los años, se han conservado e incluso fortalecido. Las referencias al número 13 que lo asocian con la mala suerte se encuentran incluso en la Biblia. Por ejemplo, en el Apocalipsis, el capítulo 13 representa al anticristo y a la bestia.

En lo que respecta a la religión católica, el viernes tiene una connotación negativa, ya que se cree que en ese día Jesús fue crucificado; además, en la Última Cena hubo 13 personas, incluido Judas Iscariote.

En un plano más terrenal, algunos escritores han contribuido a fortalecer esta creencia, haciendo referencia al viernes como un día de mala suerte. Por ejemplo, Geoffrey Chaucer menciona en “Los cuentos de Canterbury” que el viernes es un día de desgracias.

Verdad o superstición, lo evidente es que cada vez que cae viernes 13 es inevitable recordar la fecha, y muchas personas lo tienen presente incluso al adquirir boletos para el teatro o algún estadio. El número 13, ligado al viernes, representa una combinación que, en algunas personas, inspira precaución.

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