Como algunas leyendas urbanas lo decían, panteones y cementerios se han convertido en parques y lugares públicos, ubicados en distintos puntos de la capital poblana.
De acuerdo con varios cronistas de la ciudad, en Puebla, como en otras ciudades coloniales, se tenía la costumbre de enterrar a las personas en sitios santos, es por eso que el Centro Histórico llegó a tener más de 70 iglesias en cada esquina.
Algunos camposantos se ubicaron en los atrios o al interior de los templos como San Agustín, Santo Domingo, San Felipe Neri, La Soledad, así como la Iglesia del Santo Ángel Custodio, San José, San Juan del Río, La Santa Cruz y el convento de San Francisco.
Sin embargo, durante el siglo XIX, una epidemia azotó la ciudad, provocando que no hubiera espacios en las iglesias para enterrar a las cientos de personas que morían a diario.
Debido a esto, las órdenes religiosas empezaron a alquilar espacios para enterrar a las personas, y así fue como surgieron los primeros cementerios de la ciudad.
Aquí te compartimos cuatro lugares que en épocas pasadas fueron un cementerio.
Antigua Penitenciaría de Puebla
La antigua penitenciaría de San Javier es una de las construcciones más viejas y colosales de la ciudad de Puebla.
Este edificio fue construido para albergar originalmente al Colegio de San Francisco Javier, que fuera la última gran construcción que hicieron los Jesuitas en Puebla antes de ser expulsados del país.
Tras ser expulsados los jesuitas en el siglo XVII, un costado de la institución se acondicionó como hospital para recibir a todos los enfermos de cólera y los que morían se enterraban ahí mismo. El panteón estuvo vigente hasta 1838 para después convertirse en una penitenciaría.
Hoy es un espacio que alberga actividades culturales e inclusive oficinas de gobierno.
Barrio del Carmen
El 5 de febrero 1844, los frailes Carmelitas iniciaron la construcción del panteón que recibió el nombre de Santa María del Carmelo, a un costado de su convento, lugar donde actualmente es la 16 de Septiembre, entre la 17 y la 21 Poniente.
En el libro “Las Calles de Puebla” de Hugo Leicht, describe al cementerio de Santa María del Carmelo como un lugar grande y de forma octagonal, con árboles y flores en el centro, además de cuatro corredores, columnas góticas y un gran portón estilo dórico.
A un lado de este arco había dos figuras femeninas que representaban a “la parca”.
Sin embargo, en 1857, el cementerio fue clausurado por ser un foco de infección para los habitantes de la zona.
En su lugar se edificaron casas y se construyó un parque que hoy es conocido como el Jardín del Carmen.
En la actualidad a la vuelta del parque, en la baqueta hay una lápida que dice San Juan de Beleño Ponga, octubre 1896 a 1946.
Jardín de las Trinitarias
El Jardín de las Trinitarias, antes de ser un salón social lujoso y ahora un espacio de esparcimiento en la capital poblana, fue conocido como el cementerio, el de San Francisco.
Este cementerio se construyó al respaldo del convento en 1848, y funcionó hasta 1880.