Puebla es famosa por su historia, tradición y rica herencia cultural. Al igual que otros sitios de la República, el estado también alberga una gran variedad de leyendas y mitos que dan vida a seres misteriosos y fantásticos.
Desde nahuales que cambian de forma hasta brujas que se convierten en bolas de fuego, la mitología popular ha intrigado y fascinado a generaciones.
La mayoría de estas historias son populares en varias partes del estado, especialmente en comunidades de la Sierra Norte, la Mixteca e incluso en la capital poblana.
Aquí te presentamos algunos de los lugares más famosos de Puebla donde albergan seres misteriosos.
Seguramente has escuchado alguna vez el término “nahual”, el cual se emplea para describir a aquellas personas que tienen la capacidad de transformarse en cualquier animal (tecolote, jaguar, águila, coyote).
El término viene del náhuatl nahualli, quiere decir "oculto", "escondido" o “disfraz".
Se dice que los nahuales son seres malignos o en su mayoría brujos que se transforman en animales sólo para alimentarse de las almas de las personas, a quienes les provocan enfermedades y hasta la muerte.
En Puebla hay cientos de leyendas que hablan de estos seres místicos, sin embargo, en Puebla existe una comunidad que asegura que es habitada por nahuales.
Aljojuca es un municipio famoso por su gran laguna, atractivos arquitectónicos y fiestas patronales, sin embargo, los pobladores aseguran que en este poblado habitan varios nahuales que incluso son reconocidos por sus habitantes.
Cabe señalar que la leyenda más famosa de los nahuales, tiene lugar en la capital poblana, pues se dice que la “Nahuala”, una bruja que habitaba en 1807 en una casona abandonada del Centro Histórico (hoy Museo Regional Casa del Alfeñique), se dedicaba a robar niños para usarlos en sus rituales.
En los cerros de la Sierra e incluso en el Pueblo Mágico de Atlixco, la leyenda más famosa es la de las brujas que se convierte en bolas de fuego.
La cosmología mexicana dice que las brujas son mujeres que se alimentan de sangre de recién nacidos. Estos seres malignos se quitaban las piernas y se convertían el algún animal, algunas veces como guajolotes y otras como gavilanes, pero lo más común es verlas envueltas en fuego.
En Pahuatlán se tiene la creencia de que estas mujeres aún existen y son conocidas como tlahuelpuchis que significa “sahumador luminoso”. Estas mujeres, a diferencia de las brujas de otros lados del mundo, no trabajan en grupos y dicen que son sumamente agresivas.
Otro lugar bastante famoso por sus leyendas de brujas es Atlixco, pues aseguran que se han visto bolas de fuego que sobrevuelan el cerro de San Miguel.
Los lugareños que viven cerca de este cerro cuentan que cuando se esconde el sol nadie en este municipio poblano camina a las faldas del cerro de San Miguel, mucho menos las mujeres embarazas y los niños.
En Huaquechula se encuentra un sitio lleno de magia y misticismo. El páramo de los duendes cuenta con más de 50 figuras de duendes en un entorno natural que te hará sentir como si fueran criaturas reales.
No obstante, los pobladores aseguran que estos seres tienen vida. Es por eso que al visitar este bosque debes pedirles permiso para entrar.
Llamada por los lugareños como el “pequeño mar”, la Laguna de San Juan Epatlán es una de las más bellas y extensas del estado.
En esta tierra fundada por olmecas existen varios vestigios de ruinas arqueológicas y algunos monumentos arquitectónicos.
Su laguna es uno de los pocos cuerpos de agua que existen en la Mixteca poblana, se caracteriza por su tono verde azulado, y está rodeada de altos y verdes cañaverales.
Esta laguna data de la época prehispánica y pertenecía a la jurisdicción de Izúcar de Matamoros, sin embargo, en 1895 ésta quedó dentro de los límites del municipio de San Juan Epatlán.
De acuerdo con los pobladores, en 1977 la laguna se secó por completo; sin embargo, gracias a una sirena volvió a tener agua e incluso habitan varios peces.
Otro lugar famoso por sus sirenas es la Laguna de Alchichica ubicada en municipio de Tepeyahualco de Hidalgo.
Se cree que este lugar fue un centro ceremonial prehispánico y que estaba conectado con el océano debido a la alta salinidad de sus aguas.
Los pobladores de la región creen que en sus aguas se esconde una sirena de cabello plateado que se aparece en la superficie de la laguna cada vez que hay luna llena.
Con su canto, dicen, enamora a los hombres, quienes enloquecidos se arrojan al agua y tratan de seguirla a las profundidades. De ellos no se vuelve a saber más.