Por sus… pantalones. Uno de los gustitos de los narcotraficantes es cerrar los bares y antros cuando acuden.
Es bien sabido que estos criminales disfrutan hacer esta práctica, la cual ha sido evidenciada en diversas series televisivas.
Sin embargo, como dice el dicho, la realidad supera la ficción.
Y es que, cuando esto ocurre, más que una simple acción es vivir un acto de terror por parte de los dueños, empleados y clientes de estos establecimientos.
Los sicarios de los narcotraficantes no se andan con rodeos.
Como todas las cosas que hacen, llegan a los bares o antros armados hasta los dientes.
Si hay gente, los matones la sacan a punta de pistola y bajo amenazas.
Si el dueño se niega a la acción, estaría cavando su propia tumba debido a que lo amenazan de muerte no solo a él, sino a su familia.
La acción de cerrar un bar o un antro por parte de algún narcotraficante es para tenerlo a su disposición.
Lo anterior porque llevan a sus invitados que, en la mayoría de las ocasiones, son delincuentes de su tipo.
También los delincuentes hacen esta práctica para celebrar sus cumpleaños o de algún familiar.
En México, los registros de estos casos ocurren a diario, regularmente en destinos turísticos importantes, como Acapulco y Cancún.
Sin embargo, en el norte del país, en especial Sinaloa, es el pan de todos los días.
La zona de bares y antros de Cholula ha sido testigo de esta práctica por parte de narcotraficantes.
Hay registros que datan que estos delincuentes empezaron a cerrar algunos bares desde poco antes del año 2000.
Aunque no ha sido muy recurrente desde esa fecha hasta nuestros días, sí es algo que practican.
Como en el resto del país, el objetivo es tener el lugar a su disposición para poder y deshacer a su gusto.
Lo anterior incluye el consumo excesivo de alcohol y estupefacientes.