En la mayoría de culturas y tradiciones existen leyendas que mezclan lo místico con lo religioso, por ejemplo, en México cada 2 de noviembre existe la creencia de que las personas que ya fallecieron, regresan a este mundo a visitar a sus seres queridos.
Publicaciones en redes sociales y medios de comunicación de distintos países de América, aseguran que desde cerca de la medianoche del 23 y durante todo el 24 de agosto, Fiesta de San Bartolomé, “el diablo anda suelto” causando daños y accidentes por todo el mundo.
La creencia recomienda tener especial cuidado y evitar salir de casa este día, también no usar cerillos para evitar un incendio, o tener cuidado en la manipulación de cuchillos para evitar una tragedia.
Incluso algunos prohíben el ingresar a ríos, lagos o al mar, pues el demonio podría ahogarlos.
Pero con todas estas recomendaciones, ¿qué hay de cierto en esto?
Hoy 24 de agosto la iglesia católica festeja a San Bartolomé, uno de los 12 apóstoles, ya que en esta fecha se llevó a cabo su martirio; la leyenda religiosa cuenta que murió de una forma cruel y dolorosa, pues fue torturado y desollado vivo.
Por lo que iconográficamente este santo es representado en la mayoría de los casos siendo desollado, o bien ya desollado con su piel colgando.
Algunas pinturas a San Bartolomé fueron plasmadas “con un diablito al que tiene encadenado”, y esto se debe a una antigua tradición que asegura que San Bartolomé expulsó al demonio de toda una región en Armenia e incluso exorcizó a la hija de un rey que estaba poseída por un espíritu inmundo.
Para algunos, el día de su muerte significaba que “el demonio estaba haciendo de las suyas para que Bartolomé muriera. Y, por lo tanto, el 24 de agosto el demonio estaba suelto”.
De acuerdo con ACI Prensa, que es una agencia de noticias católica, la leyenda que se ha extendido desde Perú hasta toda Latinoamérica presenta a San Bartolomé como “dueño” de una región en el valle de Chicama, en la costa norte del Perú. El diablo envidioso lo desafió a una carrera cerca del monte Gasñape.
Con la ayuda de Dios, San Bartolomé pudo saltar sobre el río Chicama y le ganó la competencia al diablo, que cayó y se ahogó. Por esta razón, el Diablo quedó aún más enfurecido y desde entonces busca venganza cada 24 de agosto para cobrar aquella competencia que perdió.