Las palomitas de maíz naturales, a la mantequilla, con caramelo y diferentes tipos de chiles son el alma de cualquier ida al cine.
Su popularidad en el mundo es tal que incluso el 19 de enero se conmemora el Día Internacional de las Palomitas de Maíz y aunque pareciera que vienen de otra parte del mundo, en realidad, esta tradicional botana nació en unas cuevas de Puebla.
Así lo señala el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera en un boletín lanzado en enero del año pasado con motivo de la fecha.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la primera evidencia del maíz palomero primitivo se remonta al 2700 a.C.
Se encontró en las cuevas de Coxcatlán ubicadas en el Valle de Tehuacán, Puebla y se cree que de ahí se difundió al territorio nacional.
Tanto su uso como consumo, forman parte de la cultura gastronómica que ha definido a los mexicanos.
En Tehuacán es tan valorado el hallazgo de esas cuevas que incluso cuentan con un museo que relata la historia del maíz y se enorgullece de que las raíces sean poblanas.
Sin embargo, a pesar de que el origen del maíz palomero haya sido en nuestro estado, este no ha reflejado su explotación en el campo de Puebla y el resto de México.
Los datos del mismo boletín señalan que mientras que en 1980 se cosecharon 22 mil 318 hectáreas de este producto, para 2019 apenas alcanzaron las 222.
A pesar de ser de origen mexicano, actualmente el maíz palomero cumple su demanda nacional con importaciones según estudios formales.
De ahí que se hayan hecho proyectos nacionales para generar una variedad de polinización libre y también se hayan llevado programas productivos a Guanajuato y el Estado de México.