Para subir al Pico de Orizaba, en general se requiere ropa especial, primordialmente botas, chamarras, guantes, gorros y pantalones para el frío. A pesar de ello, la inclemencia del tiempo se hace sentir, causando en no pocos casos el denominado mal de montaña e incluso hipotermia. Sin embargo, la imagen de un perro en las alturas, sin protección alguna, es algo especial.
Sin duda, lo primero que viene a la mente es que el frío debe calar hasta los huesos, mientras que en la mente se agolpan pensamientos relacionados con la supervivencia y la resiliencia de los animales, sobre todo los ferales.
Por ello, de inmediato se viralizaron un par de imágenes que compartió en su cuenta de X Tomás Cortés, con el siguiente mensaje: “subí el Pico de Orizaba, y cuando estaba tal vez a una hora de la cumbre, nos sentamos a descansar el otro chico y yo. De la nada, aparece un Firu que venía subiendo como si nada, se paró frente a mí y me dejó acariciarlo; me miró y continuó su camino”.
En las imágenes se aprecia a un perro de pelaje corto café, tendido sobre la nieve, cerca de una cruz que hay en el sitio. En una de ellas, se le ve con el semblante triste y la cabeza gacha, como resignado a seguir soportando el frío, mientras que a sus espaldas se aprecia la inmensidad del horizonte desde las alturas.
Un horizonte que ha cautivado a muchos y que es apreciado por el perro que, de alguna forma, llegó hasta esas alturas.
En otro mensaje, por separado difundido por Imagen-Oaxaca el 3 de octubre de 2024, se lee: “el perrito Canelo es un superviviente que pasó un mes en la cima del Pico de Orizaba, la montaña más alta de México. Fue rescatado por alpinistas del Club Alpino Mexicano”.
Se cree que Canelo llegó a la cima después de que turistas le dieran de comer durante su ascenso. Sin embargo, pronto se quedó solo y tuvo que sobrevivir en condiciones extremas.
Gracias a una expedición de rescate, Canelo fue encontrado y ahora tiene un hogar seguro con una montañista y defensora de los animales.
Sin duda, una historia de supervivencia y adaptación digna de ser contada, porque deja en claro la capacidad de resiliencia de los perros, incluso en condiciones extremas.
