La es un personaje muy popular que ha dado identidad a Puebla con su majestuoso traje típico de lentejuelas, pero ¿realmente existió o es un mito?

La figura de esta mujer de origen asiático está rodeada de varias .

¿Por qué se le llama China Poblana?

Según cuenta la historia, ella fue Mirra, una mujer de origen hindú que llegó a México en 1619 con sólo 17 años tras haber sido raptada y comercializada como esclava en Portugal y Manila.

A Puebla llegó con el comerciante portugués y capitán Miguel de Sosa, quien viajó con su esposa de nombre Margarita de Chávez.

Algunas versiones cuentan que al morir él, Margarita buscó asegurar el porvenir de Mirra y le propuso casarse con un sirviente chino de casta que se llamaba Domingo Suárez.

Mirra por su parte no estaba a favor de ese matrimonio y se concretó con la condición de no consumarlo en la intimidad sexual.

Ella, con los años, tomó los hábitos y eso la llevó a adoptar el nuevo nombre de Catalina de San Juan en su nueva vida religiosa.

Una parte del mito es el nombre de China Poblana, pues algunos historiadores explican que en esa época todo lo de origen asiático, incluyendo lo hindú solía relacionarse con China, mientras que otros explican que tiene que ver con el origen de su esposo.

Otra parte de la historia dice que ella fue inspiración para los trajes típicos de la China Poblana y las características de las mujeres de la región del centro de México que se atribuyen a esa forma de vestir.

Dio origen a costumbres de las mujeres mexicanas / FOTO: EsImagen
Dio origen a costumbres de las mujeres mexicanas / FOTO: EsImagen

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¿Dónde se encuentra la tumba de la China Poblana?

Verdad o mentira, lo cierto es que en Puebla existe hasta una tumba donde se dice que descansan los restos de la China Poblana. Se encuentra en el Templo de la Compañía de Jesús, un inmueble jesuita que se ubica en la 4 Sur y la avenida Juan de Palafox y Mendoza, a un costado del Edificio Carolino y dentro de los atractivos de la Plaza de la Democracia.

El uso de las iglesias como espacio de descanso de los difuntos era popular en el Siglo XVII en el que se cree que vivió la China Poblana. Del otro lado de la avenida donde está el templo, hay ahora un hotel y un restaurante que han explotado esta leyenda para atraer al turismo.

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