Dentro de las leyendas mexicanas más representativas se encuentran las historias de las bolas de fuego y los famosos guajolotes que merodean cerca de los hogares.
Estas leyendas, que han pasado de generación en generación, siempre advierten de su presencia cerca de los recién nacidos. Una de estas historias tiene lugar en la ciudad de Puebla y es relatada por la cuenta de YouTube @eltrenquerecorrelaniebla, dedicada a recolectar y narrar historias paranormales.
La historia se sitúa en la colonia Guadalupe Hidalgo, en las afueras de la ciudad, en una época cuando las calles aún no estaban pavimentadas.
Un hombre que trabajaba de velador pidió al protagonista de esta historia que lo cubriera una noche. Se rumoraba que por las noches merodeaba una bruja y muchos recién nacidos amanecían muertos.
El hombre, al ver la preocupación de su amigo por la reciente llegada de su bebé, decidió aceptar la petición y fue a cubrir la zona, llevándose a su perro para compañía.
Aquella noche, se quedó en un pequeño cuarto de láminas que daba a un campo de fútbol de tierra sin pasto. A las 3 de la madrugada salió a hacer del baño y vio el campo de fútbol iluminado.
De repente, su perro rompió el cable y se metió corriendo al cuarto. Fue entonces cuando vio en el campo de fútbol a un guajolote gris sin cabeza. Este ser, erguido sobre una sola pata, saltaba y levantaba el polvo mientras se acercaba hacia donde él estaba. Era tan grande que solo se veían sus plumas.
Asustado, el hombre corrió de vuelta al cuarto. El guajolote saltó sobre el techo del cuarto, mientras él y su perro se escondieron debajo de la cama, aterrorizados.
Al día siguiente, a dos casas de distancia, donde el ser había estado brincando, había una ambulancia. Más tarde, se enteró de que un bebé había muerto. Durante esa época, más de cinco bebés murieron en la colonia.
En comunidades nahuas de Puebla y Tlaxcala a estos seres les conoce como tlahuelpuchi, nahuales que eran capaz de transformarse en animales y cometer atrocidades.
Dicen que las tlahuelpuchi prefieren alimentarse con sangre de bebés y niños muy pequeños, a quienes acechan en forma de guajolote. Sus apariciones se suelen dar entre la medianoche y las cuatro de la mañana, horas en las que se cree que tienen más poder.
Se dice que estas criaturas utilizan habilidades para inducir un sueño profundo o pesado en los habitantes de la casa donde pretenden hacer daño, impidiendo que despierten y se defiendan.
Muchos usuarios han compartido vivencias personales o anécdotas familiares relacionadas con encuentros cercanos o leyendas locales de tlahuelpuchis:
“Mi abuela me contó eso también de que las brujas pueden quitarse las extremidades y volverse en guajolotes”, “Tengo entendido que tanto nahuales y brujas duermen a las personas”, “Mi abuelo se topó con una bruja tirada en el piso gruñendo y desgreñada no dejaba ver su cara y gruñía”, son algunos los comentarios.