Ciudad Madero y Tampico son ciudades famosas por no recibir los estragos de huracanes ni fenómenos meteorológicos a pesar de su cercanía con el mar. La principal teoría sobre este hecho es que está protegida por extraterrestres, aunque existen otras más.
Algunos investigadores también han sugerido explicaciones basadas en el método científico, mientras que un sector de la población le da crédito a la fe como la razón para no ser afectados por huracanes.
En 1966, los habitantes de Tampico reportaron haber visto una flota de extrañas luces en el cielo. Desde entonces, este tipo de fenómenos no ha hecho más que aumentar. Una popular creencia local sostiene que a 40 kilómetros mar adentro existe una base submarina alienígena, que desde esa ubicación protege la ciudad de los fenómenos naturales.
En 2019, Juan Carlos López Díaz, de la Asociación de Investigación Científica Ovni de Tamaulipas (AICOT), afirmó haber visitado esta base, denominada Amupac, a través de un viaje astral. Según su descripción, la base está hecha de cristal y metal.
Respuesta de la cienciología
Por otro lado, Irandi Gutiérrez, un experto en fenómenos meteorológicos, ofreció como explicación científica para la desviación de los huracanes a la temperatura del océano. Indicó que en esta región del Golfo de México y la orografía de Norteamérica juegan un papel crucial.
La temperatura del agua en Tampico varía entre 23°C en invierno y 28°C en verano, siendo generalmente más fría que en otras regiones costeras como Cancún, donde las temperaturas oscilan entre 27°C y 29°C.
Esta diferencia de temperatura provoca un efecto de desviación de la masa de aire, alejando los huracanes hacia las planicies de Estados Unidos y el Istmo de Tehuantepec. La geolocalización de Tampico, junto con estas condiciones ambientales, ofrece una explicación plausible para el fenómeno.
Mito o realidad
Otra explicación para la ausencia de huracanes es la intervención divina. Después del último huracán que azotó la zona en 1966, los pescadores del sur de Tamaulipas construyeron una estatua de la Virgen del Carmen, santa patrona de los pescadores, al inicio del río Pánuco.
Desde entonces, los residentes de los poblados ribereños de Tampico celebran a la Virgen del Carmen como símbolo de protección y abundancia, atribuyendo a su intervención la protección contra huracanes.