El refresco es una de las bebidas preferidas por los mexicanos para complementar sus comidas. Se trata de una bebida carbonatada que contiene ácidos, colorantes, saborizantes, conservadores y azúcares. Sin embargo, es el contenido de azúcar el que más inquieta al gobierno federal, ya que el consumo de refrescos es una de las principales causas de sobrepeso y obesidad en el país. Recientemente PROFECO ha lanzado un nuevo estudio sobre estos productos, si quieres saber más, no te pierdas esta nota de El Universal Puebla.
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Según datos de la Gaceta UNAM de 2019, México ocupa el primer lugar a nivel mundial en consumo de refrescos, con un promedio de 163 litros por persona al año, lo que representa un 40% más que el segundo país en la lista, Estados Unidos. Si eres amante de los refrescos, te recomendamos considerar las opciones sin azúcar que sugiere la Procuraduría Federal del Consumidor.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) realizó un estudio de calidad sobre 46 refrescos de diferentes tipos para evaluar su saludabilidad en función de su contenido de azúcares, cafeína, calorías, edulcorantes, conservadores y otros aditivos. El organismo identificó cinco refrescos que cumplen con el estándar de calidad, ya que no contienen azúcar ni calorías, y además son económicos. Estos refrescos son:
El refresco es una de las principales causas de obesidad en México, un país donde 1 de cada 3 adultos sufre de esta condición. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se encuentra entre los países con las tasas de obesidad más altas, según el estudio titulado “La Pesada Carga de la Obesidad. La Economía de la Prevención”.
Según la investigación, la obesidad puede ser causada por varios factores, entre ellos el desequilibrio entre las calorías consumidas y las calorías gastadas a través de la actividad física. Este problema se agrava con el sedentarismo prevalente entre los mexicanos y patrones alimenticios poco saludables. Además, la falta de sueño y los altos niveles de estrés, que elevan los niveles de cortisol en el cuerpo, también contribuyen a la obesidad. Como resultado, la calidad y la esperanza de vida se reducen significativamente, ya que en México una persona con obesidad vive, en promedio, 4.2 años menos.