Gisela von Wobeser, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, señala que en 1954 México conoció por primera vez el Volkswagen Sedán, el mítico Vocho.
Ese mismo año fue inaugurada la Ciudad Universitaria y se deban los primeros cursos en las carreras que impartía la UNAM, en lo que era su nueva sede.
Fue también en ese 1954, cuando se realizó la exposición “Alemania y su Industria”.
Esta exposición brindó la oportunidad para que los productos de 500 fábricas germanas de las más importantes de la época, se mostrarán en los pabellones que fueron instalados bajo el edificio de Humanidades y frente a la Biblioteca Central.
De entre los miles de productos que se trajeron a mostrar a México, venía el Volkswagen Sedán, quien viajó en barco desde Alemania a Veracruz y posteriormente fue puesto en un ferrocarril para llegar hasta la Ciudad de México.
Von Wobeser recuerda: “Fue la primera vez que vi un Volkswagen, fue en la gran exposición que se hizo en 1954 en la UNAM. Fue precisamente bajo el edificio de Rectoría, estaba ahí. Recuerdo que mi padre me dijo ‘mira, este coche tiene las iniciales de nuestro apellido, Von Wobeser’, pero yo no se lo creí porque ya tenía edad (10 años) para darme cuenta de esas bromas. Por supuesto que no teníamos un coche con nuestras iniciales”, señala quien fue directora de la Academia Mexicana de la Historia, de 2003 a 2010.
Y agrega que se convirtió en un vehículo muy popular en la UNAM, pues tenía un precio muy accesible, alrededor de 12 mil pesos.
“Era un coche maravilloso. En 1968 hice un viaje por el sureste con amigos, y nos encontramos que en la costa del Pacífico pasó un ciclón que se llevó todo, hasta los puentes, y sólo nosotros pudimos atravesar los ríos porque llevábamos dos sedanes que, efectivamente, flotan”.
Por su precio y versatilidad el Vocho encontró en México un mercado próspero.
La Universidad Nacional incluso adoptó por varios lustros, desde el último tramo del siglo XX, estos autos como integrantes de su parque vehicular de servicio y vigilancia.
“Nuestra universidad está ligada al origen de un auto emblemático. Yo tuve varios y muchos años. Hubiera sido bonito conservar uno. No creo que nos haga daño rendirle culto, ¿por qué no?; de hecho reciclar las cosas y componerlas es benéfico”, indicó von Wobeser.
Ese primer encuentro entre el Vochito y México, fue el inicio de una larga relación, pues construyó los cimientos, para que este modelo se produjera en nuestro país y además de surtir la demanda nacional, se exportara a otros países.
En octubre de 1967 se produjo el primer Volkswagen Sedán en la recién construída Planta Volkswagen de Puebla, proceso que continuó de forma ininterrumpida hasta el 30 de junio de 2003 cuando se ensambló el Volkswagen Sedán Última Edición.
La producción se mantuvo en esta armadora poblana, por 36 años. Finalmente el 3 de julio de 2003, salió de la línea de producción de la planta Volkswagen de Puebla, la última unidad del Volkswagen Sedán del mundo, el número 21 millones 529 mil 464.