En el vasto territorio de Puebla se encuentra una de las ciudades prehispánicas más misteriosas y fascinantes de México y aquí en te contamos cuál es.

La zona arqueológica de Cantona, situada en el Valle de Serdán entre los municipios de Tepeyahualco y Cuyoaco, es un enigma histórico que destaca como el sitio prehispánico más grande de México.

Este impresionante complejo se encuentra rodeado por los cerros El Perote, El Pizarro y el Cerro de las Águilas.

Construida entre los años 600 y 700 d.C., Cantona se alza sobre un paisaje semidesértico que abarca los estados de Puebla y Veracruz. Su nombre, de origen náhuatl, proviene de "caltonal", que significa "casa del sol".

Uno de sus grandes misterios es su ausencia en las fuentes históricas, ya que fue abandonada aproximadamente 500 años antes de la llegada de los colonizadores españoles.

De acuerdo con especialistas, existen dos posibles causas por las que la ciudad fue abandonada. La primera tiene que ver con el cambio climático y la segunda señala que se debió a las fuerzas culturales.

Foto: INAH
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Cantona fue edificada sobre un terreno de malpaís, un campo de lava árido y escarpado, que sus habitantes transformaron en una ciudad habitable mediante unidades habitacionales rodeadas de muros periféricos.

Actualmente, se han identificado alrededor de 2 mil 700 unidades en la parte sur —la más estudiada— y se estima que, en su apogeo, la ciudad albergó cerca de 7 mil 500 viviendas con más de 90 mil habitantes.

Un aspecto destacado y misterioso de Cantona es la presencia de al menos 27 juegos de pelota, una cifra que no tiene paralelo en otras ciudades prehispánicas. Su auge cultural se dio entre el 350 a.C. y el 550 d.C., mientras que su mayor expansión ocurrió entre el 600 y el 900 d.C., periodo en el que Cantona se consolidó como la urbe más grande e influyente del Altiplano Central.

El comercio de obsidiana fue una actividad crucial para los habitantes de Cantona. Este material, extraído de los yacimientos de Oyameles-Zaragoza a nueve kilómetros de distancia, era procesado en más de 350 talleres identificados en la zona.

La obsidiana permitió a Cantona controlar rutas comerciales vitales entre la costa del Golfo de México y el Altiplano Central, lo que contribuyó al debilitamiento de Teotihuacán, su probable rival.

Cantona fue descubierta formalmente en 1855 por el naturalista Henri de Saussure. Investigaciones posteriores, realizadas por Diana López de Molina en los años ochenta y por Ángel García Cook y Leonor Merino Carrión en la década de los noventa, permitieron la restauración de importantes áreas de la ciudad.

Hoy en día, se puede visitar una porción significativa de su zona sur, que incluye el centro cívico y religioso, calles, plazas cerradas, pirámides, juegos de pelota y unidades habitacionales tanto para la élite como para la población común.

Foto: INAH
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¿Qué ver en Cantona?

Entre los puntos imperdibles destacan:

  • La Plaza Oriente o Pirámide del Mirador: Ofrece vistas espectaculares del sur de la ciudad.
  • Los talleres estatales y los conjuntos de juego de pelota: Especialmente los Juegos de Pelota 5 y 7, que permiten apreciar la magnitud de esta antigua urbe.
  • Unidades habitacionales: Rodeadas de muros periféricos, donde es posible observar los basamentos de las viviendas.

¿Cuánto cuesta entrar a Cantona?

La entrada tiene un costo de $100 pesos por persona. Estudiantes, maestros y personas mayores tienen descuento. Los domingos, la entrada es gratuita para ciudadanos mexicanos. Horarios: Martes a sábado, de 09:00 a 18:00 horas.

¿Cómo llegar a Cantona?

Cantona está a 98 kilómetros de la ciudad de Puebla, en la Carretera Tepeyahualco-Xonacatlán kilómetros 7.5, entre los municipios de Tepeyahualco y Coyoaco.

Para llegar, toma la autopista 150 México-Veracruz y en Amozoc sigue por la Carretera Federal 129, Puebla-Teziutlán.

En el poblado de Oriental, toma la carretera a Tepayahualco, desde donde entronca el camino al sitio.

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