En términos de adaptaciones cinematográficas de cómics, DC Cómics y Warner Bros. han batallado constantemente con descifrar la fórmula para construir un universo compartido sólido y cohesivo entre sus propiedades, dando a luz a una serie de tropiezos críticos y financieros iniciados en 2013 con El Hombre de Acero (Dir. Zack Snyder) y finalmente sepultados con Aquaman y el Reino Perdido (Dir. James Wann, 2023), tiempo que destaca como un periodo enmarcado por la dominancia empresarial por sobre el quehacer creativo, forzando una serie de narrativas que sofocaban a los cineastas con tal de competir contra Marvel Studios en el mercado, entregando producciones que destruyeron la confianza de los fanáticos de la franquicia, y de la audiencia en general.

Cuando proyectos más independientes y con mayor éxito crítico y financiero salieron a la luz, como Guasón (Dir. Todd Phillips, 2019) y Batman (Dir. Matt Reeves, 2022), Warner Bros. continuó persistiendo en la creación de universos expandidos a toda costa, mencionando la posibilidad de secuelas y spin-offs de personajes dentro de cada franquicia individual, lo cual concluyó, en primer lugar, con unos renuentes Todd Phillips y Joaquin Phoenix entregando la que ahora es considerada como una de las peores películas del año: Guasón: Folie a Deux. Por su parte, Matt Reeves, quien en su momento construyó Batman a partir de un guion malformado por Warner y escrito por Ben Affleck, se mostró abierto a la posibilidad de explorar este mundo bajo una condición de liberación artística, siendo esta que su universo no tuviera vínculos con los próximos planes cinematográficos de la franquicia, la cual espera un relanzamiento con Creature Commandos y Superman (Dir. James Gunn, 2024 & 2025). El éxito en taquilla de Batman y la aceptación del público hacia la propuesta de Reeves le dio luz verde a esta expansión individual.

Sin embargo, la naturaleza realista, oscura y violenta del universo de Reeves planteó una familiaridad relativa con la visión establecida por Christopher Nolan en su trilogía de 2006 a 2012, y aunque existen claras diferencias en cuanto a la conceptualización de personajes y eventos entre los mundos Reeves-Nolan, una gran parte de la audiencia necesita de una clara línea divisoria entre los acercamientos artísticos, por lo que desarrollar series en el nuevo mundo de Batman llega como el método perfecto para profundizar en esta visión; por otro lado, los años de desconfianza establecidos por Warner Bros. tras el mal manejo de las producciones de DC han sembrado la semilla de la duda constante en las audiencias generales, aun más cuando el primer spin-off fue anunciado para centrarse en el Pingüino, un personaje con poca aparición en la película de 2022 y fuertemente catalogado como un villano secundario y de poco interés, a pesar de la gran interpretación dada por Colin Farrel en la misma película.

Surgen las preguntas: ¿en verdad es un proyecto que vale la pena darle atención o sólo es otro intento fallido y desesperado de Warner Bros. para construir una franquicia lo más rápido posible? ¿La visión de Matt Reeves tendrá algo nuevo que ofrecer y lo suficiente como para mantenerse viva por sí sola? ¿Puede el Pingüino ser un personaje interesante y capaz de sostener una narrativa de 8 episodios de una hora cada uno por sí solo?

Así llega a las pantallas de la televisión El Pingüino. Creada por Lauren LeFranc (Chuck, Agents of Shield) y Matt Reeves (El Planeta de los Simios: La Guerra, Batman), y protagonizada por Colin Farrel (Los Espíritus de la Isla, La Langosta), Cristin Milioti (El Lobo de Wall Street, How I Met Your Mother), Rhenzy Feliz (Runaways, Encanto), Deirdre O’Connell (Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos, Daredevil), Clancy Brown (John Wick 4, Hermosa Venganza), Carmen Ejogo (Alien: Covenant, Selma) y Mark Strong (Duna: La Profecía, ¡Shazam!).

Siguiendo los eventos de Batman (Dir. Matt Reeves, 2022), este drama criminal continúa la historia de Ozwald Cobb/El Pingüino (Colin Farrell), quien busca llenar el vacío de poder dentro del mundo criminal de Ciudad Gótica tras la muerte de Carmine Falcone (Mark Strong) a manos del Acertijo. A través de engaños, asesinatos, y con la ayuda de un joven protegido llamado Vic (Rhenzy Feliz), Oz involucrará a la heredera del trono criminal Sofia Falcone (Cristin Milioti) y al viejo gánster Salvatore Maroni (Clancy Brown) en una guerra de pandillas que llevará a la ciudad al borde del caos, donde el ganador se proclamará como el nuevo rey.

No hay nada como decir las cosas de manera directa y sin rodeos, por lo que es seguro afirmar que El Pingüino es una obra maestra, una genialidad, una excelente producción construida con cuidado y atención al detalle dentro y fuera del guion, donde se le da la importancia y el peso correcto al desarrollo de cada uno de los personajes coexistiendo en el tablero de ajedrez que es Ciudad Gótica, la cual también actúa como una jaula de acero viva que forma parte de la historia para envolverla en una esfera de crimen y castigo donde las sombras son el hogar de una fascinante galería de personajes cuya brújula moral y motivacional mantendrá al borde del asiento a cada miembro de la audiencia.

Claro, esto no refiere a que la serie haya descubierto el hilo negro, pero es de reconocer que la forma en la que maneja estructuras narrativas tan conocidas y clásicas como lo son la del cine de gánsteres noir y neo noir a través de una serie de arcos de personajes inteligentes y en constante dinámica de colisión entre sí, es sumamente fascinante, entretenido y vertiginoso, llevando a la audiencia hacia una verdadera montaña rusa de emociones.

El guion es astuto. Sabe utilizar a los personajes como un abanico de opciones, desplegando sus fortalezas y debilidades a lo largo del desarrollo de la historia, y colocándolos en una carrera de poder entre sí que no les permite ser estáticos, lo cual es esencial para una narrativa serializada, pues de contar con personajes pasivos, donde la historia tiene que forzar el movimiento y la reacción – en el caso de que esto no fuera intencional ni escrito para ser parte de los arcos narrativos – resulta probable terminar con una historia aburrida, estancada, que no avanza; afortunadamente, esta serie sabe cómo evadir estas situaciones, presentando obstáculos constantes que ponen aprueba el espectro tridimensional de la personalidad de los personajes, creando giros de trama que mantienen a la máquina narrativa en movimiento y al espectador fascinado ante la pantalla.

En este sentido, los personajes son un pilar fundamental para la narrativa de la serie, en especial el tiempo dedicado al protagónico. Resulta una práctica común en el guionismo tomar la perspectiva de un personaje ajeno a la situación desde su origen para actuar como la personificación de la audiencia dentro de la historia e ir conociendo este mundo en sus múltiples ángulos, resultando, comúnmente en otras producciones basadas en cómics, en que el titular no salga demasiado, en especial cuando este es encarnado por un actor de primer calibre, pero El Pingüino evade esta situación en su totalidad, a pesar de abrazar la práctica de construir un personaje para ser la encarnación de la audiencia en su mundo.

Con lo anterior se refiere a que Colin Farrel, nominado al Oscar, BAFTA, actor de renombre y referente internacional, domina por completo el tiempo en pantalla de la serie, a pesar de compartirlo en un 80% junto a Rhenzy Feliz, quien funciona como este elemento ajeno que descubre la personalidad del Pingüino y la naturaleza oscura de Ciudad Gótica sin necesidad de retrasar el desarrollo de la historia, haciendo de este descenso por el crimen mucho más fascinante, pues podemos irlo revelando, junto a la complejidad del Pingüino, como una muñeca rusa, con algo siempre oculto en el interior de algún concepto o personaje, con la intriga de no estar seguros si lo que encontraremos dentro es una monstruosidad de la naturaleza humana o simplemente otra carcasa envuelta en mentiras.

Este conjunto es entregado a la audiencia a través de grandes y fascinantes actuaciones, donde cada uno de los personajes, principales y secundarios, goza de un momento clave en donde puedes conectar con ellos a través de una comprensión humana, sin necesidad de acariciar las ideas de la redención y perdón, pues la serie constantemente te recuerda que estos son villanos, y como tal no temerán cometer actos atroces para lograr sus objetivos, lo cual concluye sus arcos de tal manera que puedes comprender y analizar la psicología del mal que los motiva al pie de la letra sin necesidad de crear una excusa para justificarlo.

Esta dinámica psicológica del mal entrega una de las mejores actuaciones de la televisión en el año, pues Colin Farrel hace en el Pingüino lo que Heath Ledger hizo con el Guasón en El Caballero de la Noche (Dir. Christopher Nolan, 2008), y esto es apoderarse del personaje, revolucionarlo con una voz e interpretación única dotada de un rango impresionante de carácter, gesticulación y facetas emocionales/sentimentales que logran construir una dicotomía perfecta entre el psicópata criminal y el resiliente carismático, engañando a la audiencia en conjunto con los personajes que lo rodean, creando una aura de dominancia perfecta que es tanto aterradora como divertida de atestiguar.

Feliz entrega una actuación igual de poderosa, construyendo un joven herido de corazón, pero firme en la mentalidad de la superación, lo cual lo impulsa hacia un espiral de oportunidades forzadas en donde encuentra su propio valor y su propia corrupción moral.

Cristin Milioti, por su parte, entrega lo que fácilmente podría ser una de las mejores antagonistas del año en el cine y la televisión, encarnando una interpretación tanto estoica como emocionalmente frágil, llena de momentos donde se apodera por completo de la pantalla, de la historia, del personaje en un nivel en el que logra que empatices con sus decisiones a pesar de ser ejecutadas por actos atroces.

Deirdre O’Conell un personaje maternal sumamente dolido, con un rango de actuación que sólo conoce extremos, lo cual podría caer en la sobreactuación de forma sencilla, pero lo ejecuta con una maestría impresionante, encontrando puntos medios para una fragilidad llena de rudeza e impotencia que no se comunican a través de diálogos, sino por medio de sus ojos, de miradas distantes, demostrando cómo los silencios, incluso en la corporalidad, logran comunicar más que mil palabras.

La música, los escenarios, la cinematografía y los colores son heredados de Batman, y son implementados de manera perfecta. Se usan como verdaderos métodos artísticos para expandir la personalidad de Ciudad Gótica, abordando una temática urbana colapsada que hace eco de lo establecido en la película para profundizar de manera civil que conecta con la audiencia, y aquí es donde la visión de Reeves se separa por completo de la de Nolan, pues en la trilogía de Christian Bale nos topamos con un acercamiento burocrático del conflicto, rara vez tomándonos el tiempo de bajar hacia un análisis de la ciudad y el impacto de sus héroes y villanos en su sociedad, lo cual es parte del tema central que aborda Reeves desde la película de 2022, donde Batman tiene que conectar con este elemento que jura proteger, y donde El Pingüino nos muestra el miedo, la incertidumbre y la necesidad de los civiles en un contexto donde el bien y el mal no es blanco y negro a pesar de contar con fuerzas que pueden representarlo de esta manera.

Cada uno de estos elementos suma a una excelente edición que incentiva a una gran historia, contemplando un excelente análisis de su personaje principal a través de 8 excelentes episodios, los cuales no hacen más que dejar a la audiencia clamando por más.

Al final, El Pingüino es una de las mejores series del año. Un evento imperdible lleno de personajes fascinantes que construyen un mundo por completo vivo, lleno de peligros e incertidumbres, con debates morales y éticos que suman a la mitología de Batman para comenzar a crear un mosaico emocionante, donde genuinamente quieres saber lo que sucederá después.

Ocho episodios imperdibles, llenos de emoción y sorpresas, perfectos para maratonear y disfrutar en cualquier momento. Y lo mejor de todo, para aquellos fanáticos de la franquicia, esta serie deja en bandeja de plata y bien preparado el camino hacia Batman – Parte II, la cual, de acuerdo con su director Matt Reeves, comenzará a grabarse en 2025, con la serie del Pingüino influyendo fuertemente en el desarrollo de la secuela, y si eso es cierto, entonces el Caballero de la Noche está por adentrarse a un reto fascinante donde las calles respetan a un nuevo rey.

10/10

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