El Volkswagen Sedán, que desde hace décadas conocemos en México como Vocho, es sin duda un auto que supo abrirse paso en el mercado automotriz e instalarse en el corazón de millones de personas que lo convirtieron incluso en parte de su familia.
Para muchos un Vochito fue su primer auto, aquel en el que acumularon kilómetros y recuerdos que atesoran con nostalgia.
Aunque en la actualidad es un auto de culto, su nacimiento tuvo todo tipo de complicaciones, pero la tenacidad de su creador y el nunca renunciar a su proyecto, hizo posible que hoy incluso se le rinda homenaje a través del Día Internacional del Vocho, por ejemplo.
Este modelo se ensambló por 65 años, de 1938 al 2003, lo que muestra su éxito en el mundo automotriz, no deja de lado que sus inicios fueron complicados.
Diez años después de que el proyecto se puso en marcha, se cargaó a cuestas el hecho de que el auto fue un prototipo solicitado por Adolfo Hitler, lo que hizo complicada la continuidad de su producción.
En marzo de 1948, tres años después de concluida la Segunda Guerra Mundial que dejó arruinada a Alemania tras la derrota en el conflicto bélico, Heinz Nordhoff, un ingeniero alemán que dos meses atrás había sido designado director de la fábrica Volkswagen en el país germano por parte del gobierno británico, sostuvo una reunión con Henry Ford II.
Los ingleses buscaban deshacerse de la armadora pues no le veían futuro y por ello la ofrecieron casi gratis a Ford, directivo de la compañía del mismo nombre y que ya era una poderosa firma automotriz.
Nordhoff ofreció el Sedán a los estadounidenses, aunque sus esperanzas no eran alentadoras, por ser un proyecto ligado con el nazismo y Adolfo Hitler.
Finalmente, los estadounidenses no aceptaron la oferta a pesar de que prácticamente no les costaría nada, pero el diseño de un auto ‘raro’ con forma de escarabajo y una historia cuestionable, les hizo ver más contras que pros.
Ferdinand Porsche, un ingeniero austriaco nacido en 1875, fue el creador del famoso Volkswagen Tipo 1 (el primer antecedente del Vocho).
Hijo de un ingeniero y empresario, desde adolescente sintió atracción por la energía eléctrica, que en esa época era algo novedoso.
En 1900, con apenas 25 años de edad, Porsche presentó en la gran Exposición de París, el Porsche-Lohner Chaise, un automóvil eléctrico que era capaz de recorrer 80 kilómetros antes de necesitar una recarga de baterías, y con el que ganó su primer premio.
Sin embargo, necesitaba ir más allá e inventó un vehículo que combinaba un motor eléctrico y otro de gasolina al que apodó ‘Tía Eulalia’.
A pesar de que este modelo tuvo éxito, Ludwing Lohner, quien era propietario de una compañía de carruajes y le financió sus dos primeros proyectos, decidió ya no apoyarlo pues se mostraba indeciso de que pudieran ser rentables.
Ello le llevó a aceptar una oferta de Austro-Daimler, creador de Mercedes Benz.
Con esta empresa participó en 1905 en la carrera Prinz Heinrich, creando el Prinz Heinrich-Wagen, un carro con motor de 80 caballos de fuerza que alcanzaba una velocidad de 145 km/h.
Su carrera con Austro-Daimler iba en ascenso y era prometedora, pero en 1911 el gobierno alemán quien percibía tiempos de guerra, le requirió para construir otro tipo de máquinas.
Pasada la Primera Guerra Mundial, Porsche mantenía su interés para fabricar autos y pensó en un auto pequeño, un ‘auto del pueblo’.
Su idea no convencía, pues los gobiernos de Alemania y Austria no consideraban a la clase trabajadora como potenciales clientes, pues los automóviles estaban considerados para las clases privilegiadas,
Austro-Daimler compartía la idea de los gobiernos, pues consideraba que los austriacos lo que deseaban eran autos grandes y vistosos.
Porsche no ponía en duda esa opinión, pero consideraba que el mercado se limitaba y se perdía visión sobre aquellos que estaban dispuestos a adquirir un auto más asequible.
Para 1931 Porsche abrió su propio taller en Stuttgart y comenzó a diseñar el auto que llevaba años imaginando.
Con su equipo de colaboradores comenzó a dibujar un auto con aspecto raro, con un cofre que caía hacia el frente, un parabrisas vertical alejado de la aerodinámica y con forma de escarabajo.
Ese modelo iba a llevar un pequeño motor de 26 caballos de fuerza enfriado por aire, montado justo encima del eje posterior, porque en esa posición podría aportar el torque de forma más directa a las llantas traseras.
Además, la colocación del peso del motor sobre las ruedas traseras permitiría mejorar la tracción y contrarrestar el efecto del peso tan ligero del vehículo.
A la par del diseño del auto, Ferdinand Porsche comenzó a buscar un patrocinador para su proyecto automotriz, pero no encontró interesados.
Consumidos todos sus ingresos en el diseño de este auto, decidió detener el proyecto. Pero un fabricante alemán de motocicletas que buscaba un producto nuevo decidió apoyarlo, aunque para ello pidió cambios al modelo.
No era lo que hubiera deseado, pero al final se trataba del único patrocinador para su proyecto, por lo que aceptó hacer las modificaciones.
Para 1932 surgió otro interesado en el proyecto quien también realizó cambios, para poder fabricarlo.
Los cambios provocaron fallas que llevaron al fracaso estos modelos.
Llevar a la realidad el proyecto de Porsche, necesitaba de alguien con visión, confianza en el mismo y dinero para poder financiarlo.
Ferdinand conoció a Hitler, quien confió en el proyecto y persuadió a la RDA, la asociación alemana fabricante de autos, para que contrataran a Porche y el estado financiara el nuevo proyecto.
Hitler, quien era un experto en autos, pidió entre las especificaciones para el ‘auto del pueblo’, que fuera familiar con cuatro lugares, sistema de enfriamiento por aire y que sólo consumiera siete litros de gasolina por cada 100 kilómetros recorridos, además de que alcanzara fácilmente los 100 km/h.
El Führer le dio diez meses para desarrollar el vehículo y para 1935 ya se tenían dos prototipos que fueron entregados a finales de 1936 para las pruebas del motor.
Tras algunos ajustes por fallas que se presentaron durante las pruebas, en 1937, la RDA publicó un informe con resultados positivos para el modelo denominado Tipo 60.
Para mediados de 1938, Porsche había cumplido exitosamente la creación y desarrollo del Volkswagen Sedán, el Vocho. Probando con creces la viabilidad de un auto popular con prestaciones superiores.
19 años después de su salida de las líneas de producción de Volkswagen, luego de 65 años en el mercado, el Vocho sigue vigente en el gusto de los automovilistas, quienes se resisten a dejarlo morir.
Miles de historias familiares lo tienen como protagonista de momentos inolvidables y en este Día Internacional del Vocho, se tiene permitido abrir el recuerdo y la nostalgia de aquellos días donde las calles le pertenecían.