Sin duda la gastronomía de nuestro estado es reconocida a nivel internacional. Es el resultado del mestizaje de la comida prehispánica y la española, además, de contar con la influencia de la cocina francesa y la árabe.
Esta mezcla es la que le ha dado originalidad en sus colores, olores, sabores y texturas en cada uno de sus platillos típicos.
En Puebla, los frailes, las monjas y las mujeres criollas fueron los creadores principales de los platillos que hoy se siguen preparando y degustando en nuestro estado.
Los Chiles en Nogada, el mole poblano, las cemitas, el mole de caderas y las chalupas son los platillos originarios de la región y los más representativos de Puebla.
Sin duda no hay poblano, que no haya disfrutado de una orden de chalupitas, esas tortillitas fritas cubiertas de salsa roja o verde, con su cebolla y carne deshebrada.
Todo junto es una verdadera delicia y es un emblemático antojito que todos conocen, pero del que pocos saben su origen.
Existen muchas versiones sobre el origen de esta delicia.
Según se cuenta, un día los frailes que llegaron a evangelizar en Puebla, mezclaron pollo con masa de maíz, pero sintieron muy seco el platillo, así que le agregaron salsa y cebolla. De esta brillante idea surgieron las chalupas.
Se dice que estos frailes estaban cerca del río San Francisco, donde había chalupas, por lo que las nombraron así.
Aunque no existe una historia oficial de su origen, se cree que el antiguo río San Francisco, llamado antes río Alomoloyan, formaba parte de un grupo de caudales asentados en el Valle de Cuetlaxcoapan: el sitio donde se fundó la ciudad de Puebla.
Con la llegada de los frailes franciscanos, establecieron un convento y se le dio el nombre de San Francisco de Asís a la corriente de aguas puras y a toda la comarca en donde levantaron pobremente las primeras 40 casas.
Otros aseguran que este platillo nació a las orillas del cauce del río de San Francisco, cuando las señoras se colocaban en una banca de mampostería a la orilla del río, para preparar pequeñas tortillas bañadas en salsa, con carne de puerco, cebolla y manteca caliente para un buena sazón.
La gente les comenzó a llamar Chalupas de San Francisco porque en el río había pequeñas barcas que usaba la gente para transportarse.
Otros tantos conocedores de la historia afirman que las chalupas nacieron en el Barrio del Alto.
Algunos historiadores coinciden en que las chalupas se originaron en esta zona, donde se levantan los antiguos barrios de El Alto y de la Cruz.
Cuentan que en el Barrio Alto había una chica que ayudaba a su tía, que era cocinera en una casa. Un día tuvo que cocinar, pues su tía no estaba y el patrón quería un sope.
La chica que no dominaba la cocina, intentando hacer un sope, creó una chalupa. Como le había salido bien la comida, la chica se dedicó a venderlas en la calle y ese puestecito se convirtió en el local La Abuelita que años después abrió una sucursal en el Paseo de San
Francisco.
Estas son dos de las leyendas más famosas acerca de cómo surgieron las chalupas. Hasta ahora, ninguna ha sido comprobada, pero lo único que sí podemos asegurar es que sin las chalupas, Puebla no sería la misma y tú ¿cuál crees que sea la verdadera historia?