Sergio Vergara Berdejo, secretario de Cultura de Puebla, anunció las actividades que se llevarán a cabo en toda la entidad con motivo de la celebración del Día de Muertos, las cuales incluyen un intercambio con Japón.
El funcionario poblano indicó que este convenio cultural con el país del sol naciente implica que en la entidad se coloque una ofrenda característica de aquella nación, mientras que en Japón se colocará una ofrenda del Día de Muertos, con motivos poblanos.
Para los japoneses, la celebración de Obon, es su equivalente al día ‘Día de Muertos’, y es una de las festividades más importantes entre las tradiciones de ese país.
Para la sociedad japonesa, la muerte representa la continuidad de la vida, un momento de conexión profunda con la naturaleza.
La celebración de Obon es un festival lleno de magia, nostalgia y ambiente familiar, donde se realizan populares rituales como el baile Bon Odori y la ceremonia de los faroles flotantes llamada Toro Nagashi.
Se celebra entre mediados de julio o de agosto (cabe señalar que la fecha depende de la zona de Japón y del calendario utilizado), y son 3 días de recordatorio a las almas de los difuntos.
Durante este periodo se realizan celebraciones festivas, bailes, desfiles y encuentros en los que abunda la alegría, la música y los buenos deseos.
La celebración del Obon no forma parte del calendario oficial de festivos nacionales de Japón, aunque es muy común tener unos días de vacaciones en las fechas en que se celebra.
El Obon es una festividad que tiene su origen en el budismo indio más antiguo y se asienta sobre la creencia de que los espíritus de los ancestros vuelven, durante los días de Obon, a sus hogares para reunirse con sus familiares y rezar por los espíritus.
Es por esta razón, que la celebración tiene connotaciones muy familiares haciendo que muchas personas regresen a casa estos días para reunirse con sus familiares. En ese sentido, supone la versión japonesa de la navidad cristiana .
Aunque no es una festividad perteneciente a un periodo vacacional en Japón, provoca movimientos masivos de población que saturan los aeropuertos y estaciones de tren.
El nombre de Obon, proviene de la expresión en sánscrito que significa “colgando boca abajo”, que a su vez deriva de un mito sobre un discípulo de Buda que era capaz de ver a su madre muerta colgando boca abajo en el infierno budista.
Tradicionalmente para esta celebración, los japoneses limpian y ordenan sus casas y colocan comida variada, como fruta o verdura, como ofrenda a los espíritus de los ancestros delante de un butsudan (alta budista). Lamparitas chōchin (de papel) y arreglos florales suelen colocarse también en el altar.
Durante el primer día del Obon, las lamparitas chōchin lucen en el interior de las casas, y las familias se desplazan hasta los cementerios, a rezar en las tumbas de sus antepasados para que sus espíritus vuelvan a casa. A esto se le llama mukae bon.
En algunas zonas del país, unos pequeños fuegos llamados mukae bi, que en ocasiones llegan a tener el tamaño de antorchas, lucen a la entrada de las casas para que el humo guíe a los espíritus en su vuelta al hogar.
A partir de la creencia de que los espíritus de los antepasados vuelven a nuestro mundo montados en vacas y caballos, una de las tradiciones del Obon consiste en colocar como adorno berenjenas (que representan vacas) y pepinos (que representan caballos) pinchados con palillos de madera como si fueran sus patas.
Y se suele colocar al lado un cuenco con incienso porque, como ya se mencionó, el humo del incienso marca el camino de nuestro mundo al de los espíritus para que no se pierdan en su viaje.
Se sabe también que en algunos cementerios de Japón se encienden velas dentro de las lámparas de piedra que hay alrededor, y se colocan papeles caligrafiados en cada lámpara (para evitar que se apague la vela) dando la bienvenida a los ancestros.
Durante el tercer día del Obon, que es el último de la celebración, las familias acompañan a los espíritus de los antepasados de regreso a sus tumbas, portando lamparitas chōchin pintadas con el escudo familiar, lo cual se le conoce como okuri bon.
Y una vez que la familia ha visitado el cementerio, para saludar a sus antepasados, coloca ofrendas de comida en el altar, como por ejemplo bolas de arroz, arroz crudo, flores de loto, berenjenas o calabacín.
En algunos altares aparecen los calabacines y berenjenas como ya se ha señalado.
Una de las celebraciones más conocidas en el mundo sobre la celebración de Obon, es el tōrō nagashi (lamparillas flotantes), que se lleva a cabo durante la última noche del Obon como una forma de guiar a los espíritus de los muertos de vuelta al otro mundo.
Esta costumbre varía según la región de Japón. Así, en Hiroshima, por ejemplo, es costumbre hacer un barco de madera y enviarlo al mar en el puerto.
La ceremonia del toro nagashi también se celebra en algunos otros momentos del año, como en la conmemoración a los desaparecidos en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, o los caídos durante la Segunda Guerra Mundial.
Las lamparitas chōchin bajando por el río simbolizan el regreso de los espíritus a la tierra de los muertos (la tradición dice que los japoneses provienen del agua, por lo que las lámparas representan el regreso al origen). Los faroles blancos que se lanzan, representan a las personas que han muerto en el último año.
Pero se debe señalar que el Obon no es el único festejo relacionado con los difuntos en Japón.
También existe el Higan, que es otro día en el que los amigos y familiares visitan las tumbas durante los equinoccios de primavera y de otoño.