Una de las tradiciones más antiguas en México es la de vestir al Niño Dios en el Día de la Candelaria. Según la iglesia católica, esta fecha marca el fin de la navidad y el momento de levantar al Niño Dios del Nacimiento. Pero ¿cuál es su origen y cómo surgió? Aquí te lo contamos todo, todito.
Para empezar es importante que sepas que esta tradición comienza desde la cena de Nochebuena donde las familias católicas acostumbran arrullar al Niño Jesús, mientras deciden quién será el nuevo padrino o madrina, que deberá vestirlo con ropa nueva y llevarlo a bendecir el 2 de febrero.
De acuerdo con la agencia de noticias ACI Prensa, la primera gran fiesta católica en el año era la Purificación de Nuestra Señora, el día 2 de febrero. Esto en conmemoración de la vez en que la madre de Jesús acató la ley de Moisés en la que se debe presentar al primogénito a los 40 días de nacido. Además, en esta fecha se acostumbraba llevar a la iglesia candelas o velas para bendecirlas y tenerlas cerca en los momentos difíciles.
Algunos historiadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, señalan que la tradición de vestir al Niño Dios data desde los siglos XVII y XIX, pues durante este periodo las monjas se encargaban de vestir a la figura religiosa con ropita que ellas mismas hacían para llevarlo a la iglesia.
De hecho, existen documentos e indumentaria que lo demuestran, como por ejemplo el Museo de Arte Religioso de Santa Mónica, ubicado en la Avenida 18 poniente 103, en el Centro Histórico de Puebla, en donde se exhiben los divinos vestidos que las religiosas elaboraban con sus propias manos, así como joyas muy llamativas, pelucas y demás accesorios.
De acuerdo con documentos encontrados en el Archivo General de la Nación, con el paso del tiempo esta festividad se fue modificando puesto que en XIX la gente comenzó a llevar semillas para una buena cosecha, así como a sus hijos para que también fueran bendecidos.
Desde el siglo XX hasta la actualidad esta tradición la realizan los padrinos o madrinas del niño que deben vestirlo con nuevas prendas, además de los famosos tamales que son puestos por todos aquellos que les tocó el Niño al partir la Rosca de Reyes.
De acuerdo con estos documentos, se sabe que en los años sesenta, las figuras religiosas solían vestirse con ropas muy sencillas hechas en casa, pero con el tiempo la confección de trajecitos para el Niño Dios fue una fuente de ingresos para todas las costureras, que desde aquel entonces comenzaron a poner un letrero en las puertas de sus casas que decía: “Se visten Niños Dios”.
Hoy en día existen decenas de atuendos diferentes para el Niño Dios, pero de acuerdo con la iglesia son tres los atuendos específicos que se deben usar:
PRIMER AÑO
El Niño Dios se viste de blanco y no se le coloca ni corona, ni trono.
SEGUNDO AÑO
El Niño Dios lleva un traje de color, incluso puede ser una chambrita.
TERCER AÑO
El Niño Dios ya se puede vestir como rey, colocarle corona y sentarlo en su trono.