Cada mañana, te levantas y te diriges al baño para asearte y prepararte para salir. Pero, ¿te has preguntado si hay algún aspecto de tu higiene que podrías estar descuidando? Es probable que sí, ya que a menudo olvidamos la importancia de mantener limpia nuestra cama. Así como cambias tu ropa interior o la ropa del gimnasio a diario, es fundamental cambiar las sábanas y el protector del colchón con regularidad para mantener un buen hábito de higiene. Si quieres saber más, no te pierdas esta nota de .


Estas recomendaciones son generales, pero la frecuencia con la que debes cambiar las sábanas puede variar según tus características personales, el clima en el que vives, y el tipo de colchón que utilizas. 

Foto: Producción El Universal Puebla
Estas recomendaciones son generales, pero la frecuencia con la que debes cambiar las sábanas puede variar según tus características personales, el clima en el que vives, y el tipo de colchón que utilizas. Foto: Producción El Universal Puebla

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Tu piel desprende alrededor de 500 millones de células al día mientras duermes, y estas células pueden atraer a ácaros microscópicos que se alimentan de ellas. Estos ácaros y sus heces pueden causar alergias e incluso asma. Además, las chinches representan otro peligro. Aunque estos pequeños insectos de unos 5 mm no transmiten enfermedades conocidas, pueden provocar ronchas rojas que pican y una serie de efectos negativos en la salud mental, como ansiedad, insomnio y alergias.


¿Cada cuánto debo cambiar las sábanas de mi cama?


Lo ideal es cambiar las sábanas al menos una vez a la semana. El microbiólogo Philip Tierno y un estudio sobre la exposición a alérgenos en el dormitorio apoyan esta recomendación. La doctora Lisa Ackerley, experta en higiene, también recomienda cambiar las sábanas semanalmente y, si eso no es posible, al menos cada 15 días. Estas recomendaciones son generales, pero la frecuencia con la que debes cambiar las sábanas puede variar según tus características personales, el clima en el que vives, y el tipo de colchón que utilizas.

El lavado regular y adecuado es crucial para evitar que los gérmenes se conviertan en una amenaza para la salud. Dado que no es posible lavar las sábanas todos los días, una buena práctica es airearlas cada mañana. Al retirar el edredón o las cobijas, permites que las sábanas respiren y se sequen, lo que reduce la acumulación de humedad. Esto hace que las sábanas y el colchón sean menos atractivos para bacterias y chinches, ayudando a mantener un ambiente más limpio y saludable.


Al retirar el edredón o las cobijas, permites que las sábanas respiren y se sequen, lo que reduce la acumulación de humedad. 

Foto: Producción El Universal Puebla
Al retirar el edredón o las cobijas, permites que las sábanas respiren y se sequen, lo que reduce la acumulación de humedad. Foto: Producción El Universal Puebla

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Los colchones pueden acumular bacterias y microbios debido a la piel muerta, partículas de comida y hongos que se acumulan con el tiempo. Dado que es difícil lavar un colchón, colocar una funda lavable y lavarla cada una o dos semanas puede ayudar a reducir la cantidad de microbios. Además, aspirar el colchón y la base de la cama mensualmente contribuye a eliminar alérgenos y polvo. También es recomendable voltear el colchón con regularidad o reemplazarlo si tiene más de 10 años.


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