Las cenas de fin de año suelen implicar grandes cantidades de comida, que a menudo se convierten en un enlace entre un festín y otro, creando una continuidad de celebraciones. Además de ser una oportunidad para disfrutar de deliciosos platillos, estas cenas representan un momento ideal para reunirse con la familia, fortaleciendo lazos y compartiendo momentos especiales. La comida no solo cumple un rol gastronómico, sino que también es un medio para revivir tradiciones, generar recuerdos y celebrar la unión familiar en esta época tan significativa del año. Si quieres saber más, no te pierdas esta nota de El Universal Puebla.
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Sin embargo, si los alimentos preparados no se conservan adecuadamente o se almacenan de forma incorrecta, pueden convertirse en un caldo de cultivo para bacterias, hongos y otros microorganismos que representan un riesgo para la salud. Estos patógenos pueden proliferar rápidamente en condiciones de temperatura inapropiada o cuando los alimentos no se manipulan con las debidas medidas de higiene. Esto puede llevar a intoxicaciones alimentarias o infecciones que podrían arruinar las celebraciones y poner en riesgo el bienestar de quienes consumen los alimentos. Por lo tanto, es crucial seguir buenas prácticas de conservación y almacenamiento para garantizar la seguridad de los platillos y disfrutar de las festividades sin contratiempos.
Estos son los alimentos que no se deben recalentar según expertos
Por lo general, los alimentos que se recalientan pierden algunos de sus nutrientes, los cuales pueden verse afectados por las variaciones de temperatura o su interacción con grasas y sales. Además, ciertos alimentos son más propensos al crecimiento de bacterias peligrosas si no se manejan adecuadamente. Un ejemplo de ello es el arroz, ya sea frito o hervido, que puede favorecer el crecimiento de la bacteria Bacillus cereus, la cual puede causar afecciones gastrointestinales graves si el arroz no se almacena correctamente después de ser cocinado.
Las aves, especialmente el pollo, también requieren especial atención al ser recalentadas. Este tipo de carne puede ser vulnerable a la salmonella, un microorganismo que no resiste el calor, por lo que es fundamental asegurarse de que esté completamente cocido antes de ser guardado o recalentado.
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Los purés de papa y camote, si se dejan destapados, pueden ser contaminados por la bacteria responsable del botulismo, que se desarrolla en condiciones de poca oxigenación y bajas temperaturas. Además, las proteínas presentes en los hongos que se incluyen en diversos platillos, al ser recalentadas, pueden descomponerse y generar compuestos que provocan malestares estomacales, como dolor y náuseas.
Por estas razones, es esencial tener precaución en la manipulación, conservación y recalentamiento de los alimentos para evitar riesgos de salud y asegurar una experiencia gastronómica segura durante las celebraciones.