Un ataque cardíaco silencioso, o isquemia silenciosa, ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia el corazón se ve interrumpido, pero no provoca los síntomas típicos de un ataque al corazón, como dolor en el pecho intenso o dificultad para respirar. En lugar de eso, puede manifestarse con señales muy leves o incluso nulas, que con frecuencia pasan desapercibidas. Esta condición es particularmente peligrosa porque, al no presentar síntomas evidentes, las personas afectadas pueden no ser conscientes de la gravedad de la situación, si quieres saber más, no te pierdas esta nota de El Universal Puebla.
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A diferencia de los ataques al corazón clásicos, que suelen ir acompañados de dolor en el pecho, sudoración profusa o dificultad para respirar, los ataques cardíacos silenciosos pueden presentarse con síntomas mucho más sutiles o atípicos. Según la organización Go Red For Women de la American Heart Association, estos ataques pueden manifestarse como indigestión, molestias leves en la mandíbula, brazos o espalda, o incluso síntomas similares a los de una gripe. Esta variedad de síntomas, a menudo vagos y fáciles de ignorar, hace que los ataques cardíacos silenciosos sean más difíciles de identificar, lo que aumenta el riesgo de que no se reciban los cuidados médicos adecuados a tiempo.
Los síntomas de un ataque cardíaco silencioso pueden ser sutiles y variar de una persona a otra, lo que hace difícil reconocerlo a tiempo. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
Estos síntomas pueden ser fácilmente confundidos con otras condiciones menos graves, por lo que es fundamental estar atento a cualquier cambio inusual en el cuerpo, especialmente si se experimentan varios de estos signos al mismo tiempo.
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Actualmente, no existe una prueba específica que permita predecir con certeza si una persona experimentará un ataque cardíaco silencioso. Sin embargo, los médicos pueden evaluar los factores de riesgo de cada individuo, como antecedentes familiares, hipertensión, colesterol elevado, diabetes, tabaquismo, obesidad, entre otros, para determinar las probabilidades de sufrir un ataque cardíaco, incluyendo el tipo silencioso.
En función de estos factores, el médico podrá implementar un plan de tratamiento y prevención enfocado en reducir los riesgos, lo que podría incluir cambios en el estilo de vida, medicamentos para controlar la presión arterial o el colesterol, y el fomento de hábitos saludables, como una dieta balanceada y ejercicio regular. Así, aunque no se pueda predecir un ataque cardíaco silencioso de manera exacta, sí es posible tomar medidas para disminuir las probabilidades de que ocurra.