La expresión "a medios chiles" es una frase coloquial utilizada en México que de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española significa "a medio hacer" o "medio borracho".
El origen de este dicho popular se remonta a la costumbre que tenían los trabajadores de La Merced, uno de los principales mercados de la Ciudad de México, donde los trabajadores cortaban chiles poblanos a la mitad para utilizarlos a manera de cono para servir aguardiente, tequila o mezcal.
Los trabajadores se tomaban varios "medios chiles" mientras comían un taco o descansaban, antes de volver al trabajo, por lo que se hizo popular esta frase para referirse a alguien que ha tomado algunas copas de alcohol.
La persona que “anda a medios chiles” es aquella que anda borracha, pero no alcanza el total estado de ebriedad.
Esta frase habla además de la versatilidad del chile poblano, una hortaliza que tiene propiedades nutrimentales como la vitamina A, útil para la visión y una piel saludable.
El chile poblano ayuda a la buena producción de jugos gástricos y a reducir el colesterol malo que se acumula en las arterias.
La producción de esta variedad de chile es mayor en el ciclo otoño-invierno con 64 por cieno, mientras que el restante 36 por ciento se genera en el primavera-verano, según información de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Tres cuartas partes de la producción nacional de esta hortaliza, la generan los estados de Zacatecas, Sinaloa, Guanajuato y Durango.
El chile poblano es un cultivo milenario del estado de Puebla; su siembra data desde hace más de 6 mil años.
Actualmente, la producción del auténtico chile poblano mantiene su carácter artesanal, con las técnicas de labranza que han sido preservadas de generación en generación.
Esto ha representado una desventaja competitiva frente a un voraz competidor: los chiles piratas chinos o híbridos, que son una clonación del poblano original.
Se estima que cuatro de cada diez chiles consumidos en México son “piratas”.
Los chiles piratas o híbridos surgieron de una clonación del poblano criollo, con la intención de mejorar el rendimiento de la producción de este alimento.
Estos mexicanismos son expresiones del habla popular de antaño, de tiempos de nuestra bisabuela y muchos de ellos derivan del náhuatl. El uso de algunos se ha extendido a varios rincones de Latinoamérica, pero siguen formando parte de nuestro ADN.
Ya te cayó el chahuistle
Chahuistle es una palabra de origen náhuatl, “chahuiztli” y significa “enfermedad de la hoja de maíz”, que es producida por un hongo.
La usamos cuando se acerca una persona inesperadamente, sobre todo si no nos es agradable (el jefe, la suegra, el profe…); alguien nos interrumpe un plan o nos descubre en una situación que queríamos que permaneciera en secreto; o cuando nos ocurre una situación desagradable sorpresivamente.
A lo que te truje Chencha
Un mexicano, cuyo origen, se cuenta, viene del porfiriato y se dio a conocer en una película del cine de oro mexicano en las que mostraban un México rural. “Chencha” es el diminutivo de Cresencia.
La usamos al querer expresarle a otro, o a nosotros mismos, que hay que concentrarse y hacer, al instante, la tarea que corresponde en ese momento. Aplícala con gente distraída.
Ya se armó el mitote
Mitote viene del náhuatl “mitoti” y significa “bailarín”.
Usamos esta frase para expresar que se ha originado un pleito o un gran problema. También hace referencia a la fiesta o al chisme (“le gusta el mitote”).
Dame un apapacho
De acuerdo con un artículo de la BBC, “apapacho” es la palabra más linda que el náhuatl le regaló al español. Se deriva de la palabra “patzoa”, que es igual a “apretar”.
Es algo más que un cariño o una palmadita; se trata, más bien, de “un abrazo con el alma”. ¿Te gusta la idea?
Échate un coyotito
No es otra cosa que “tomar la siesta”, sobre todo después de comer.
No te me achicopales
“Achicopalar” también se utiliza en varias partes de Latinoamérica. Pero, ¿qué crees? Su origen es náhuatl y deriva de la palabra “achicaualiztli”, cuyo significado es parecido a débil o frágil.
La usamos cuando queremos darle ánimo al otro: “no te deprimas” o “no te angusties”.
Le da vuelo a la hilacha
Significa que la persona en cuestión lleva una vida desenfrenada o con excesos.
Te está chamaqueando
Chamaco también es un vocablo procedente del náhuatl: “chamahuac”, y significa “rollizo”.
La usamos para advertirle a alguien que lo quieren tratar como niño, en el sentido de que le están viendo la cara o lo quieren engañar.
Lecciones de maya para NO verte como un "huach"
¡Ya chole!, ¿no?
La expresión significa “ya basta”, “ya fue suficiente”. Se cree que se comenzó a utilizar a finales del siglo XIX. Hay dos versiones más largas: “Ya Chole vendió su rancho” y “Ya Chole vendió su casa y puso panadería”.
Me trae de su achichincle
Para que se entienda: “me trae de su ayudante”. Achichincle es otra palabra que viene del náhuatl. Se compone de “atl”, agua, y “chichinqui”, que chupa. Si lo leemos completo sería: “quien chupa el agua”. Después de la Conquista adquirió otra connotación: una persona servil e incondicional de un superior.
Toma, pa’ tus chuchulucos
Otro legado náhuatl. El chuchuluco es un tipo de tamal del Estado de México, aunque también es sinónimo de dulce o caramelo.
Ejemplo de uso: toma este dinero para tus chuchulucos (para que te des un gustito o te cumplas un antojo no muy caro).
Estoy haciendo “talacha”
El talacho es una herramienta para labrar la tierra. Surgió de la fusión del náhuatl: “tlalli” (tierra) y el castellano “hacha”.
La usamos para expresar que estamos realizando un trabajo rutinario o que conlleva esfuerzo.
¿A qué hora cierran el changarro?
Otro mexicanismo simpático, pero despectivo, según como se vea o la sensibilidad de cada quien. Podríamos utilizar un eufemismo para definirlo: una pequeña tienda o un negocio pequeño. Para el profesor Peter Boyd-Bowman, autor deEl Habla de Guanajuato, la palabra se refiere una tienda de poca importancia.
Si vas a ponerte a "medios chiles", te conviene conocer más sobre el chile poblano.
El Colegio de Tlaxcala (Coltlax) publicó un estudio en el cual comparte algunas de las características diferenciadas entre el chile poblano original y su competencia híbrida.
A continuación te compartimos algunas recomendaciones útiles que te ayudarán a distinguir un chile poblano auténtico de uno pirata.
Tamaño
El chile poblano original mide de 15 a 18 centímetros, su forma es cónica irregular, con una curvatura. En tanto que el chile pirata es más grande, mide de 18 a 22 centímetros y presenta pocas irregularidades en su forma.
Olor
Una de las principales diferencias entre ambos productos es el olor. Un chile criollo auténtico tiene un aroma herbal cuando está fresco y al ser tatemado, puedes percibir un olor intenso y picante.
Mientras que los chiles híbridos carecen de aroma o éste es prácticamente imperceptible.
Fechas
El chile poblano es un cultivo de temporada, su producción va de julio a septiembre. Eso explica por qué los auténticos chiles en nogada solo pueden prepararse en dichos meses.
Mientras que los chiles chinos pueden conseguirse en cualquier época del año.
Costo
Otro indicador importante para distinguir el poblano original de su variante china es el precio. El chile criollo suele ser más caro, principalmente porque se trata de un cultivo artesanal.