A tan solo 44 minutos del Centro Histórico de Puebla, se encuentra el Pueblo Mágico de Huejotzingo. Este municipio, situado en las faldas de la Sierra Nevada, es conocido por sus ricas tradiciones, costumbres y su famosa sidra, elaborada desde 1920. Sin embargo, uno de los aspectos más intrigantes de Huejotzingo es su antiguo ex convento franciscano, que se ha convertido en un sitio de actividad paranormal.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Ex Convento Franciscano de San Miguel Arcángel en Huejotzingo es uno de los cuatro primeros establecimientos de la Nueva España.

Este convento franciscano fue construido entre 1544 y 1570 por la orden de los franciscanos. Además de pilas bautismales, retablos, pinturas, textiles y objetos utilizados en ceremonias religiosas. Existe una pintura en donde se retrata a los primeros 12 franciscanos que llegaron a la Nueva España en 1524, encabezados por fray Martín de Valencia.

Huejotzingo es de gran importancia histórica, ya que fue el primer lugar donde se impartieron los sacramentos del bautismo, comunión y matrimonio en la región. Sin embargo, el exconvento también es famoso por las leyendas que aseguran que en sus instalaciones ocurren fenómenos sobrenaturales.



En redes sociales, algunos usuarios que han visitado este exconvento, aseguran que los espíritus de antiguos monjes aún deambulan por sus pasillos, y que se pueden escuchar voces susurrantes en la capilla y sombras que acompañan tu recorrido.

También se dice que las momias de cuatro adultos y un niño que se encuentran en el interior del museo han sido las causantes de eventos paranormales. Estas momias pertenecieron a los monjes franciscanos de esa época; sin embargo, una leyenda dice que pertenecieron a una familia de abolengo que pidió ser enterrada allí, ya que también se encontró la momia de un niño pequeño.

Una leyenda publicada por el canal de relata un inquietante fenómeno que ocurre en los alrededores del Ex Convento de San Miguel Arcángel. Según la leyenda, todos los primeros viernes de cada mes, se puede ver a un grupo de franciscanos paseando un ataúd durante la madrugada.

En los años 70, un joven campesino que no creía en esta historia salió al campo a trabajar como de costumbre a las 5:00 de la mañana. Al pasar por el exconvento, escuchó cantos gregorianos y asumió que provenían de una misa. A lo lejos, vio lo que parecía ser un grupo de personas dirigiéndose a una misa, pero para su sorpresa, no eran personas comunes, sino franciscanos con rostros cadavéricos, cargando un ataúd y cantando una letanía.

El joven, aterrorizado, corrió a su casa, pero días después falleció, repitiendo la frase: “vinieron por mí”.

Esta historia ha alimentado la creencia de que, si caminas cerca del exconvento el primer viernes de cada mes, podrías encontrarte con estos franciscanos fantasmas cargando un ataúd, que irónicamente podría ser el tuyo.

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