La proximidad de la celebración del Día de Reyes es ocasión obligada para reflexionar sobre la existencia de un cuarto Rey Mago de nombre Artabán.
La creencia popular dice que existió un cuarto Rey Mago, que se perdió durante el trayecto a Belén.
De su existencia y búsqueda del Niño Dios no da cuenta la Biblia, por lo que es un hecho controvertido, pero que sin duda ha dado mucho de qué hablar.
La conseja popular es que Artabán no viajó junto con Melchor, Gaspar y Baltasar, lo hizo de manera individual, por lo que su existencia es poco conocida.
Se cuenta que Artabán residía en el monte Ushita y que emprendería el viaje con Melchor, Gaspar y Baltasar, desde Borsippa.
Sin embargo, a las afueras de la ciudad se encontró con un hombre en desgracia, al borde la muerte, a quien le entregó una piedra preciosa que tenía otro destino.
Por la demora, Artabán tuvo que iniciar el viaje solo para alcanzar a los otros tres Reyes Magos, pero en el camino, debido al agotamiento, su caballo murió, por lo que tuvo que continuar su travesía hacia Belén a pie.
Cuando llegó a Belén, los soldados estaban sacrificando a los infantes y para impedir la muerte de uno de ellos, le entregó a un soldado un rubí. Finalmente, fue aprehendido y encarcelado por alrededor de 30 años.
Tras ser liberado, se encontró con una joven que sería vendida como esclava, y Artabán entregó a cambio de su libertad el jaspe que aún poseía.
Tras ello, de acuerdo con el relato, se abrió la tierra y se tragó el cuerpo de Artabán, quien antes de morir escuchó una voz que le agradecía todo lo que hizo.
Artabán no comprendía porqué la voz le daba las gracias. Sin embargo, escuchó: “lo que hiciste por mis hermanos, lo has hecho por mí”.
Y así Artabán murió en los brazos de dios.
Artabán es un personaje del cuento “El otro Rey Mago” o “The Other Wise Man”, de Henry van Dyke, escrito en 1986.
En el libro se da cuenta de que Artabán emprendió el viaje hacia Belén en compañía de otros Reyes Magos, y que llevaba consigo como ofrenda un trozo de jaspe de Chipre y un rubí.
Existe una interpretación sobre la existencia del cuarto Rey Mago, que al igual que la leyenda de Espartaco, asegura que “somos todos”.
Se dice que el cuarto Rey Mago es cada integrante de la grey católica que a través de su vida diaria reconoce a Cristo.
El cuarto Rey Mago es cada creyente que peregrina hacia el encuentro con dios, dejando atrás cuestiones no morales e incluso pecados capitales, siguiendo durante la época decembrina la luz del Espíritu Santo.