Uno de los atractivos turísticos más enigmáticos del Pueblo Mágico de Zacatlán se encuentra a 25 kilometros de la cabecera municipal: el Valle de Piedras Encimadas.
Este impresionante paraje está compuesto por formaciones rocosas que parecen desafiar la gravedad, creando un paisaje surrealista perfecto para la exploración y la contemplación.
Comparado con la majestuosidad de Stonehenge en Gran Bretaña, este hermoso parque natural tiene diversas versiones sobre su origen.
Más allá de su composición material, lo que más llama la atención de los visitantes es la forma de las enormes rocas y su posición. Usando la imaginación, es entretenido descubrir qué figuras representan.
Existen numerosas leyendas sobre su posible origen, algunas versiones dicen que las rocas fueron colocadas por seres de otro planeta, mientras que otras sugieren que fue el héroe Hércules quien las puso en su lugar.
Sin embargo, la más sonada y conocida es la que involucra al dios Quetzalcóatl.
De acuerdo con la revista México Desconocido, la leyenda dice que el dios Quetzalcóatl destruyó a todos los gigantes que habitaban la Tierra debido a su vanidad y orgullo.
El único gigante al que perdonó la vida fue uno llamado Corazón de Piedra, quien suplicó por su vida y consiguió conmover a la deidad. Quetzalcóatl llevó a Corazón de Piedra a un valle donde los hombres no pudieran encontrarlo y, a su petición, dio vida a las formaciones rocosas para que le hicieran compañía, aclamándolo como su rey.
Mucho tiempo después, Corazón de Piedra murió y dejó como heredero a su hijo Piedra Gris, quien constantemente cuestionaba a Quetzalcóatl por no permitirles salir del valle.
A pesar de las advertencias del dios, Piedra Gris desobedeció y los gigantes se prepararon para la guerra. Entonces, Quetzalcóatl envió a Tezcatlipoca en forma de anciana, quien les ofreció un brebaje que prometía volverlos invencibles.
Al probarlo, los gigantes quedaron convertidos para siempre en piedras. Se dice que, si prestas atención y guardas silencio mientras acampas en el valle, es posible escuchar los lamentos de aquellos gigantes.
Según científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las rocas son de origen volcánico y tienen una edad aproximada de un millón de años.
Forman parte de un depósito de flujo piroclástico rico en cristales de alta densidad. Las extrañas esculturas pétreas son causadas por la erosión diferencial y se caracterizan por su color café o gris oscuro, con un alto contenido de cristales de cuarzo y feldespato.
La heterogeneidad de la composición química, la dirección de los vientos y el clima al que están expuestas han contribuido a su desgaste irregular, generando un equilibrio inexplicable, una gran belleza y originalidad.
El parque no tiene costo de entrada, pero puedes aportar un donativo porque es indispensable para el mantenimiento y la conservación del lugar.
En automóvil:
Para llegar hay que tomar la carretera México-Puebla hasta la pista Puebla-Tlaxcala, atravesar o rodear Tlaxcala rumbo a Apizaco. Seguir por la 119 hasta cerca de Tlaxco donde se debe tomar la 119D hasta cerca de Chignahuapan donde se debe retomar la 119 hasta Zacatlán.
El trayecto aproximado es de dos horas y media, saliendo desde el Centro Histórico de Puebla.
En autobús:
En la CAPU se encuentran las líneas Atha y Supra directo y sin escalas. El trayecto aproximado es de tres horas aproximadamente
Una vez llegando al centro de Zacatlán, te invitamos a que te acerques al módulo de turismo para que te brinden la información necesaria.