Entre las historias que suelen contar los abuelos poblanos destaca una muy peculiar sobre un fenómeno sobrenatural que ha mantenido en suspenso a todo aquel que la ha escuchado.

Tal es el caso de la leyenda de las brujas de San Baltazar Campeche, junta auxiliar del municipio de Puebla que se localiza en la zona sur del municipio, muy cerca de Ciudad Universitaria de la BUAP.

Esta historia la narró el usuario Fernando Mario Salazar Aranda, a través de la cuenta Lo que quieres saber de Puebla, en Facebook.

Precisa que es una leyenda que le compartió su amigo Julián Moreno, nieto de Doña Julia Moreno, de familias de abolengo y descendientes de los primeros pobladores de San Baltazar Campeche.

En la historia refiere que como en todas las regiones de la ciudad de Puebla y sus barrios fundacionales que la conforman, hay extraordinarias historias, leyendas y acontecimientos que siguen vigentes a pesar de los años.

San Baltazar Campeche fue la primera unidad municipal de Puebla, un emblemático lugar que ha sido una parte medular en el crecimiento de la ciudad capital.

Casi todos sus habitantes de origen tlaxcalteca trabajaban en el molino que estaba en Huexotitla, que hoy es el Parque Juárez, por allá de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Las amas de casa también tenían sus actividades y en ocasiones muy lucrativas, como la recolección de hongos silvestres.

A principios del siglo XX, la Laguna de San Baltazar tenía una gran extensión, incluso llegaba hasta lo que hoy es la 14 Sur y de ancho tenía lo doble de lo que es ahora.

Alrededor de este cuerpo de agua, sobre los linderos crecían hongos silvestres y muchas señoras acudían muy de madrugada para recolectarlos, alrededor de las 4 de la mañana.

De acuerdo con el relato de Fernando Mario Salazar Aranda, las mujeres, expertas en saber cuáles eran buenos y cuáles venenosos, empezaban la recolección de hongos para llenar sus canastas y posteriormente dirigirse al mercado de El Carmen, para venderlos y hacerse de un ingreso.

“Déjenme decirles que esta actividad no era una verbena ni un día de campo. Cuentan que muchas señoras jóvenes y maduras acudían a la recolección con sus bebés o hijos muy pequeños asidos a su espalda con sus rebozos y cuando estaban en plena recolección, tal vez absortas o distraídas eran atacadas por unas enormes bolas de fuego que les querían arrebatar a sus bebés, a los que les chupaban la sangre. Eran las famosas brujas de la Laguna”, narró Salazar Aranda.



En la historia que le relató su amigo, agregó que las señoras se defendían y al momento de que las brujas comenzaban su danza, las señoras rápidamente se volteaban “las enaguas”, ponían su sombrero en el suelo boca arriba y retaban a las bolas de fuego lanzándoles todo tipo de insultos y groserías que se supieran.

Continuó expresando que cuando las recolectoras de hongos creían haber ahuyentado a las famosas bolas de fuego, éstas en realidad estaban agazapadas, escondidas detrás de árboles y arbustos aprovechaban la mínima distracción para volar a toda velocidad y arrebatarles a los niños.

A sus pequeñas víctimas les chupaban la sangre y los tiraban en la pila de agua que estaba a un lado del pozo.

“Cuando un bebé o niño era sacrificado, al otro día, a las 12 en punto sonaban las campanas de la iglesia de San Baltazar Campeche convocando a la comunidad para celebrar una misa y darle cristiana sepultura al niño sacrificado”, señaló.

Esto era cotidianamente en la temporada en la que aparecían los famosos hongos, pero al paso del tiempo la laguna se fue secando, reduciéndose en su extensión y lo más importante, la pérdida de la humedad en los terrenos laterales que era vital para el crecimiento de estas raíces, así que prácticamente desapareció la actividad.

El usuario precisó que esta es una leyenda que le compartieron vecinos de San Baltazar Campeche, pero seguramente tú o tus abuelos conocen alguna similar que haya ocurrido en Puebla.

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