¿Quién no ha corrido detrás de un elotero? Los carritos eloteros son parte del folklore mexicano.
Los esquites y elotes son un antojito mexicano muy popular en todo el país, pero especialmente en la zona centro.
Este alimento se come a manera de aperitivo, o entremés, y en diferentes preparaciones, dependiendo la región, la manera más común es hervidos en agua con sal, epazote y otras hierbas de olor, y a veces hasta con patas de pollo.
Algunas leyendas cuentan que los esquites del náhuatl “maíz tostado” fueron creados por Tlazocihuapilli, la única mujer que gobernó a los Xochimilcas y quien dio vida a platillos como el Necuatolli, Atole con miel, o los Tlapiques, envoltorios en hoja de tamal.
Sin embargo, especialistas aseguran que los esquites que se conocen en la actualidad son preparaciones mestizas, una mezcla prehispánica y colonial.
Sin duda los elotes o esquites se han convertido en parte esencial de nuestra gastronomía, es por eso que en cada esquina podemos ver un puesto de elotes, o mejor aún, un carrito elotero que te lleva hasta la puerta de tu casa este delicioso manjar.
Estos carritos son fáciles de encontrar en plazas, mercados y en algunos zócalos de la República mexicana.
Pero sin duda, la creatividad de algunos eloteros, no tiene límite, como es el caso de los carritos eloteros, del Pueblo mágico de Cholula.
Te preguntarás, ¿por qué son únicos y diferentes? Pues bien a parte de su inigualable sabor, los carritos de elotes de aquí son “tuneados” básicamente son triciclos como el que usan los vendedores de tamales, pero con bocinas y luces led de colores.
Lo peculiar de los carritos es que llevan equipo de sonido: unas bocinas que suenan al ritmo de cumbias y otras canciones.
Los triciclos tuneados recorren las calles de la ciudad cholulteca llevando elotes, esquites y mucha, mucha cumbia.