Comer "caldo de oso" hecho con desperdicios, dormir con prendas mojadas, sentarse sobre corcholatas y recibir golpes, son prácticas violatorias a los Derechos Humanos que son conocidas por familiares que recurren a los anexos en Puebla.
Alfonso Chávez, especialista en adicciones, considera que un cambio de modelo donde no se violen los Derechos Humanos de los pacientes debe involucrar a las autoridades y familiares
Los anexos son unas verdaderas cárceles para las personas internadas, en su mayoría, contra su voluntad y no es garantía de que logres una recuperación ni de que salgas con vida, ante el descontrol con el que operan.
Existen 620 centros de rehabilitación en territorio poblano sin reconocimiento de la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC); en estos sitios hay abusos, privación de la libertad y hasta homicidios