Tehuacán es un municipio ubicado en la Sierra Madre Oriental, a tan solo 132 kilómetros de la capital poblana.
De acuerdo con la Secretaria de Turismo, su nombre viene del náhuatl y significa “lugar de dioses” y es una de las ciudades más antiguas de México.
Este sitio fue habitado por diversas comunidades, 8 mil 500 años antes de Cristo.
Asimismo, Tehuacán tiene un papel importante en la domesticación y cultivo de plantas, pues es considerado como la “cuna del maíz”.
Esta ciudad milenaria cuenta con numerosos atractivos turísticos tanto naturales como arquitectónicos, entre ellos, destacan las ruinas de una capilla, la cual se dice que sus muros estaban hechos con huesos humanos.
De acuerdo con el portal del gobierno de Tehuacán, El Calvario fue una de las capillas más importantes del siglo XVIII en esta región.
Se dice que se construyó por iniciativa de Don Joaquín Del Moral y los vecinos de la zona, quienes querían edificar una capilla en las afueras de Tehuacán y que tuviera las 12 estaciones del viacrucis entre otros puntos considerados importantes como la de San Francisco y El Carmen.
Sin embargo, a la hora de aportar dinero, solo la familia del Moral lo hizo. Esto valió para que un siglo después, en la Reforma, la construcción no pasara a formar parte del Patrimonio Federal, ya que había quedado como propiedad particular.
El Obispo de Puebla, Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, les concedió el Patronato del Calvario, el 11 de febrero de 1760, y con ello la facultad de nombrar sucesores.
La primera piedra se colocó el 21 de junio de 1759 y fue bendecida por el cura de San Antonio Cañada, Don Juan Felipe Cardona.
A pesar de que fue una bella construcción, nunca tuvo un párroco, ni albergó ninguna orden religiosa, por lo que fue quedando en el abandono, hasta que en 1864 hubo un fuerte temblor en la zona que la dejó en ruinas.
Es por eso que actualmente es conocida como Las Ruinas del Calvario.
¿Muros hechos con huesos humanos?
Años más tarde, en 1904, entre los habitantes de Tehuacán corría el rumor de que los muros de El Calvario estaban hechos “con huesos de humanos, sobre todo de niños que murieron sin haber pecado y eran ocupados para proteger del mal a este santo lugar”.
Se dice que este rumor se originó porque la señora María Mota, con la autorización de un juez, mandó a exhumar los restos de su pequeño hijo de nombre David Mota, muerto en el año de 1889, y que había sido sepultado en una de las capillas del Calvario.
Así fue como decenas de personas acudieron a este sitio para “ver que era verdad que los muros estaban hechos no de piedra y adobe, sino con huesos de niños”.
El presbítero de aquel entonces, don Rafael María Osorio, les mostró el sitio donde había sido exhumado el cuerpo del infante y se pudo constatar que sus restos se habían extraído de la capilla nombrada Del Santo Entierro, y no de algún muro del Calvario.
Aun así esa historia quedó grabada en la memoria colectiva de los tehuacanenses, que hasta la fecha siguen contando esa historia.
Otra leyenda dice que bajo las ruinas de El Calvario se encuentra una pirámide prehispánica que incluso es (o fue) sepulcro de Meztli, la última gobernante indígena de Tehuacán.