Al igual que en otros estados, en Puebla hay tradiciones que otorgan a la Semana Santa un sello especial.
Más allá de la Procesión de Viernes Santo y los altares de Cuaresma de Huejotzingo, Puebla tiene diversas tradiciones en torno a la conmemoración de la Semana Mayor, entre ellas, destacan las siguientes:
La instalación en la ciudad de Puebla del Altar de Dolores, a cargo de la Casa de la Cultura.
El altar se instala ocho días antes del Viernes Santo, y todos los elementos tienen un simbolismo, en el que destaca el color morado a manera de luto.
Se trata de una tradición de más de cuatro décadas.
El recorrido por las capillas del antiguo Viacrucis del Barrio del Alto situadas en el territorio de la parroquia de San José. En total son trece y son adornadas por los devotos. El recorrido emula en distancia al de Jesucristo hacia El Calvario.
Otras de las tradiciones son los engrillados de Atlixco, hombres encapuchados, que cada Viernes Santo parten en procesión silenciosa de la iglesia de San Francisco cargando pesadas cadenas y con espinas clavadas.
Recorren descalzos las calles adornadas con tapetes de aserrín.
Se trata de una tradición de más de 70 años.
Una más, es la pasión de Cristo, que se protagoniza, cada Viernes Santo, en la junta auxiliar Romero Vargas, que culmina con la Crucifixión.
En la escenificación de la Pasión de Cristo toman parte más de 300 actores que se preparan a lo largo del año.
La junta auxiliar Romero Vargas mantiene la tradición desde hace más de 60 años.
Otra junta auxiliar de Puebla en la que se vive de manera especial la Semana Mayor es La Resurrección.
En ella, como su nombre lo indica, se celebra de manera especial el Domingo de Resurrección, con el que culmina la Semana Santa.
Obviamente que, en esa junta auxiliar, se conmemora de manera especial la Semana Santa desde el Domingo de Ramos.