En Navidad, la mayoría de las ciudades del mundo se llenan de luces y adornos. Plazas, calles y avenidas de las principales urbes y pueblos crean un ambiente verdaderamente mágico. Sin embargo, un elemento que no puede faltar es el árbol navideño, el símbolo que representa la unión, la esperanza y la alegría de la temporada. Con esto en mente, hemos decidido crear un tour que te llevará a conocer los árboles de Navidad más bonitos de Puebla.
Ubicado en el corazón de la ciudad, este majestuoso árbol es el punto de partida perfecto.
Con su impresionante altura de 20 metros y 8.5 metros de ancho, este árbol proyecta figuras tridimensionales iluminadas con tecnología de bajo consumo, ofreciendo un espectáculo visual que ha cautivado a locales y turistas por igual.
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Cada año, el municipio de Atlixco atrae a miles de visitantes gracias a su famosa Villa Iluminada, uno de los principales atractivos turísticos del estado que reúne personas de diferentes partes del país.
Al llegar al zócalo de la ciudad, te sorprenderá un imponente árbol navideño acompañado de coloridos adornos con temática inspirada en Alicia en el País de las Maravillas. Además, podrás disfrutar de zonas interactivas, exposiciones de arte local, música en vivo, teatro, comida típica y una gran variedad de artesanías, todo en un entorno familiar y festivo.
La Villa Iluminada estará abierta al público hasta el próximo 6 de enero. Este evento es completamente gratuito, con los adornos y atracciones distribuidos a lo largo de las principales calles del Centro Histórico de Atlixco.
El emblemático Árbol y la Esfera Monumental se han consolidado como uno de los principales atractivos de Chignahuapan durante la temporada navideña.
Desde 2014, cientos de turistas visitan este pintoresco Pueblo Mágico cada año para capturar fotografías y llevarse un recuerdo especial de las festividades. El majestuoso árbol, decorado con 12 kilómetros de guirnaldas blancas y una imponente altura de 64 metros, ostenta el título de ser el más alto del país.
Por su parte, la esfera gigante, inspirada en la tradición artesanal que distingue a Chignahuapan, tiene un diámetro de 12 metros y está iluminada con 70,000 luces, lo que la posiciona como la segunda estructura de este tipo más grande del mundo.
Durante esta época, Chignahuapan se transforma en uno de los destinos más concurridos de Puebla, reconocido no solo como la cuna de las esferas navideñas, sino también como la capital de las festividades decembrinas.
La Villa Mágica en Xicotepec ha dado inicio, y en el jardín central de este encantador pueblo mágico se encuentra un imponente árbol de Navidad, acompañado de diversas figuras iluminadas con luces LED.
Pero eso no es todo, ya que las pintorescas calles empedradas están decoradas con miles de luces, creando un ambiente mágico y festivo que invita a disfrutar de la temporada navideña.
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Según algunos historiadores, el origen del Árbol de Navidad podría remontarse a los celtas de Europa Central. Esta cultura utilizaba árboles para representar a sus deidades y celebraba el nacimiento de Frey, el dios del sol y la fertilidad, una festividad que coincidía temporalmente con la Navidad cristiana.
Con el tiempo, la evangelización cristiana en Europa influyó en esta tradición, transformándola y dotándola de un nuevo significado. San Bonifacio, evangelizador de Alemania, utilizó un árbol para simbolizar el amor a Dios, decorándolo con manzanas y velas, lo que dio lugar a la práctica moderna de adornar el Árbol de Navidad.
El Árbol de Navidad llegó a México durante el Segundo Imperio Mexicano, cuando los emperadores Maximiliano y Carlota de Habsburgo lo introdujeron en 1864. Para su primera Navidad en el país, instalaron un Árbol de Navidad en el Castillo de Chapultepec, causando asombro entre la corte y la aristocracia. Sin embargo, con la caída de Maximiliano en 1867, las costumbres imperiales fueron abandonadas.
Ese mismo año, el general Miguel Negrete retomó la tradición al colocar un Árbol de Navidad en su hogar, influenciado por sus frecuentes viajes a Estados Unidos. Desde entonces, la costumbre comenzó a extenderse, primero en las zonas urbanas y, posteriormente, por todo el territorio mexicano.