En la Iglesia de San Francisco, ubicada en la calle 14 Oriente y el Bulevar 5 de Mayo, se encuentra el cuerpo incorrupto de San Sebastián de Aparicio, cuya fiesta se celebra el 25 de febrero.
El templo recibe a diario a miles de feligreses que acuden para estar cerca de San Sebastián de Aparicio, orar y solicitar tanto favores como milagros.
San Sebastián de Aparicio nació en España y fue enviado a México, específicamente a Puebla, como hombre de negocios. Fue beatificado el 17 de mayo de 1789 por su labor misionera en la Nueva España en los albores del siglo XVI.
Llegó al puerto de Veracruz y comenzó su actividad primero como ganadero, luego como transportista.
En 1562 contrajo matrimonio, pero su esposa falleció un año después; dos años más tarde volvió a casarse, y su segunda esposa también falleció poco tiempo después.
Finalmente, optó por entrar al servicio de la Iglesia, específicamente en la orden de los franciscanos. Donó casi todas sus propiedades, conservando solo mil pesos por si los necesitaba.
El 9 de junio de 1574 vistió por primera vez el hábito franciscano como novicio, siendo destinado al convento de San Francisco en la ciudad de México. Además, estuvo en el Convento de Santiago de Tlatelolco, donde inició la tradición de bendecir los vehículos nuevos, práctica que se mantuvo hasta 1962 en el atrio del templo.
El 13 de junio de 1575 hizo sus votos y se convirtió en fraile de la Orden Franciscana, siendo destinado al convento de Santiago de Tecali, en las cercanías de Puebla de los Ángeles. Allí desempeñó el oficio de limosnero, lo que lo llevó a recorrer los caminos de Puebla, Tlaxcala, Veracruz y México.
Falleció el 25 de febrero de 1600. El proceso de su beatificación comenzó en 1768 bajo la dirección de Mateo de Ximénez y fue beatificado por el papa Pío VI el 17 de mayo de 1789. La celebración solemne de la beatificación tuvo lugar en la ciudad de México en febrero de 1791.
Tanto en Gudiña, España, como en Puebla, se bendicen automóviles. Hasta la fecha, aún se realizan bendiciones de vehículos en el Templo de San Francisco. San Sebastián de Aparicio es considerado patrono de los automóviles y los transportes terrestres.
Su cuerpo, después de más de 400 años de fallecido, permanece expuesto en una urna con paredes de cristal en el Templo de San Francisco, y su apariencia sugiere que permanece incorrupto.