No se puede iniciar un año sin metas o compromisos.
En principio, no hay que perder de vista que el cumplimiento de propósitos es vital para aumentar la autoestima y fortalecer el espíritu.
Sin embargo, es necesario que muchas de las metas y compromisos, por ejemplo en materia de salud, alimentación y ejercicio, están ligados a un cambio de hábitos y costumbres que lleva tiempo consolidar.
En ningún caso es posible modificar un comportamiento de la noche a la mañana.
De ahí que sea necesario tener paciencia y cumplir los propósitos durante un día a la vez, dejando de lado el largo plazo, que vendrá solo con el paso del tiempo.
No se trata de tener o no voluntad de cambiar, sino de no agobiarnos pensando en una situación drástica.
Un elemento fundamental a la hora de establecer metas y objetivos es contar con una motivación.
Especialistas refieren que un cambio de hábitos pasa por cuatro etapas: reflexión, preparación, acción y mantenimiento.
Generalmente, se considera que se requiere de 21 días para lograr un cambio de hábitos.
Un tiempo que pareciera ser definitivo, pero que sin duda puede servir para modificar sustancialmente la calidad de vida y cumplir con las metas que nos fijamos.
El cambio de hábitos sin duda aplica en todos los temas, no solo en lo relativo a la salud, el ejercicio o la alimentación.
Quienes desean ahorrar, mejorar en su desempeño académico o llegar a cualquier tipo de meta tienen ante sí la invaluable oportunidad de cambiar hábitos, costumbres y conductas con base a una disciplina que inicie con el compromiso de cumplir con sus objetivos durante un solo día, al igual que lo hacen alcohólicos, adictos o neuróticos.
Y con el paso del tiempo, valorar los resultados y constatar que es factible cumplir con las metas de largo plazo, cuando se avanza un día a la vez.