El chileatole es parte de la gastronomía tradicional no solo poblana, sino también de la región, ya que también se prepara en Tlaxcala y Veracruz. Como su nombre lo indica, es una especie de atole al que se le adicionan granos de elote y chile.
Por sus ingredientes, el chileatole proporciona proteínas, carbohidratos, fibra, vitaminas A y C, calcio, fósforo, zinc y magnesio. Este alimento básico ha formado parte de la gastronomía regional desde la época prehispánica, como lo indica su nombre derivado del náhuatl “chilli” / chile y “atolli” / atole.
De acuerdo con referencias históricas, el chileatole originalmente se consumía como una bebida elaborada con cacao tostado, a la que se le agregaba un atole de masa, chile y en algunas ocasiones se endulzaba con miel de abeja.
Incluso hay referencias del chileatole en las Cartas de Relación que Hernán Cortés envió a España, donde se mencionó como una bebida energética debido a su sabor picante.
Debido a que los españoles no estaban acostumbrados al picante, el consumo del chileatole se mantuvo casi de manera exclusiva entre la población autóctona, y así continuó preparándose por personas que aprendieron, replicaron y valoraron este platillo.
Durante décadas, era común encontrar en la ciudad de Puebla puestos en donde se ofrecía el chileatole; incluso en algunos mercados se comercializaba. Sin embargo, con el paso del tiempo y el cambio en el gusto de los poblanos, su consumo y preparación se han visto mermados.
Aun así, es posible consumirlo con facilidad en algunos municipios de la zona metropolitana, así como en verbenas populares y celebraciones tradicionales.
En suma, pocos integrantes de las nuevas generaciones de poblanos conocen y están habituados al consumo del chileatole, a pesar de que se trata de un alimento típico y tradicional.