Ubicado a 2 mil 280 metros de altitud, Chignahuapan es desde 2012 uno de los Pueblos Mágicos de Puebla, gracias a entre otras cosas, a su arquitectura tradicional que se manifiesta en casonas de recios muros y techos de madera y teja, en tanto que en su plaza principal destaca la colorida parroquia y su kiosco estilo mudéjar.
El nombre de Chignahuapan proviene del náhuatl: chicnahui, que significa «nueve»; atl, que significa «agua»; y el sufijo pan, que significa «sobre», «en»; “sobre las nueve aguas” o “donde abunda el agua”.
Esta zona fue ocupada durante la época prehispánica, por totonacas, quienes para el siglo X empezaron una coexistencia con nahuas, otomíes y tepehuas.
Ya para 1527 es fundada la población de Santiago Chiquinahuitle, «nueve ojos de agua», a donde llegaron misioneros a establecerse este lugar como centro para adoctrinamiento y conversión. Como dato curioso aquí nació “Capulina” y tienen una estatua en su honor.
Chignahuapan es conocido por su producción artesanal de esferas navideñas, actividad que desarrollan más de 200 talleres y fábricas que alimentan de colorido la navidad de un sinfín de hogares a través de una gran variedad de adornos festivos para esta fecha.
Además de esa producción tradicional de adornos para la navidad, Chignahuapan cuenta también con otros atractivos, como laderas inclinadas, árboles frutales y cafetales, hermosas cascadas, y una laguna al centro rodeada por ríos y pozos termales.
También encontrarás un manantial de aguas sulfurosas de propiedades curativas. Chignahuapan es un Pueblo Mágico interesante, un microcosmos donde encuentras riquezas naturales, que se suman a una espléndida arquitectura religiosa.
La Laguna de Almoloya se localiza a unas cuadras del centro. Un lugar perfecto para pasear, descansar, e incluso probar suerte con la pesca.
Se trata de un gran acuífero formado por nueve apacibles ojos de agua, donde está permitido pescar, pasear en lancha e incluso darse un chapuzón. Un lugar ideal para pasar un día agradable en contacto con la naturaleza y a escasos cinco minutos de distancia de la ciudad.
Se trata de una de las cascadas más altas del estado, con aproximadamente 200 metros de altura. La contemplación del agua cayendo al vacío en todo su esplendor es una experiencia única, un místico vínculo de unión entre el hombre y las fuerzas de la naturaleza, mientras que las paredes de roca por las que se precipita el agua, son uno de los objetivos más buscados por los aficionados al rapel extremo.
Si piensas acudir en estos días de descanso, debes recordar que por el momento y debido al decreto estatal, únicamente se puede ingresar los días Viernes, Sábado y Domingo de 8:00 a 17:00 horas, en tanto no se emita alguna nueva indicación por parte del gobierno estatal.
Para poder ingresar es obligatorio el uso de cubrebocas y seguir el protocolo de seguridad del lugar.
Este sitio muestra una arquitectura contemporánea y elegante, aunque su principal atractivo radica en su interior, donde existe una escultura monumental de la Virgen María. La imagen, tallada en madera de cedro, es una de las obras maestras del escultor poblano José Luis Silvia, y sus más de 12 metros de altura la convierten en una de las tallas más grandes bajo techo en toda Latinoamérica.
Aun y cuando sus dimensiones no son como las de otros templos religiosos, es uno de los más peculiares del estado, no solo por su estructura o por sus ornamentos decorativos, sino porque guarda en su interior un tesoro sin parangón: un minúsculo hongo natural petrificado en cuya superficie los fieles aseguran ver diversas imágenes religiosas, destacando la de Cristo crucificado (para verlo hay que utilizar unos lentes de aumento). El hongo fue encontrado en 1880 por un campesino y el hallazgo fue considerado un milagro, de forma que se decidió levantar una iglesia en ese preciso lugar para venerar la inusual reliquia.
Ubicada en el centro del municipio, la Iglesia de Santiago Apóstol resulta un interesante ejemplo de la arquitectura franciscana del siglo XVI. Por fortuna aún se mantienen vivos los colores originales de sus muros, creando un edificio policromo en consonancia con la luminosidad y color del cercano kiosco de la Plaza de Armas.
La fachada fue construida en argamasa en el siglo XVIII por artistas indígenas, que dieron rienda suelta a su imaginación en esta peculiar creación. Destaca la torre lateral, que luce en lo alto del primer reloj producido por la fábrica El Centenario, de Zacatlán. En el interior del templo hay varios retablos y un altorrelieve de Santiago Apóstol montado sobre su caballo.
Para comer debes visitar el mercado del municipio, donde podrás degustar la mejor barbacoa de la región con su respectivo consomé de borrego, así como tlacoyos de alberjón; también hay mole poblano, y chicharrón prensado. De postre: dulces de calabaza, tejocote, conservas y jaleas de frutas, hay jamoncillos de pepita y de piñón, dulces de leche, cuernitos de higos, pan de queso; y vinos y licores de frutas como digestivos.
Para llegar a Chignahuapan desde la Ciudad de México, debes hacer un recorrido en auto de aproximadamente 2 horas y media y de acuerdo con las tarifas de peaje de 2021, el costo es de 91 pesos únicamente de ida y en total, el gasto es de 182 pesos.
El pasado 23 de marzo, el subsecretario de de salud, Hugo López-Gatell, dio a conocer un decálogo de recomendaciones preventivas para las vacaciones de Semana Santa.