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¿Por qué los días se hacen más cortos en otoño e invierno?

Las horas de luz natural son menores en otoño e invierno; te decimos la razón

En las estaciones de otoño e invierno, las horas de luz natural son menores / Foto: Freepik
21/11/2024 |10:47
Alejandro Villegas
RedactorVer perfil

Durante las estaciones de e las horas de luz natural son menores, lo que genera la percepción de que los días se hacen más cortos. Sin embargo, esto tiene su origen y explicación en el movimiento natural del planeta; las horas del día, en realidad, siguen siendo las mismas.

Lo que se debe tener claro es que, al formar parte de un sistema planetario en constante movimiento, la Tierra atraviesa diferentes estaciones climáticas a lo largo del año. En cada una de ellas, varían los periodos de luz natural que recibimos.

¿Qué pasa con el día y la noche en otoño e invierno?

En principio, es importante considerar que el otoño, lejos de ser caluroso, se caracteriza por temperaturas frescas y la presencia de frentes fríos, mientras que el invierno se distingue por climas extremos, con días en los que pueden registrarse temperaturas congelantes.

Durante estas estaciones, los días son más breves en cuanto a horas de luz natural, mientras que las noches se prolongan. Esto provoca que amanezca más tarde y anochezca más temprano.

En general, este fenómeno se debe a la inclinación del eje de la Tierra y a su órbita alrededor del Sol, un movimiento que influye en la duración de la luz solar que se recibe durante las cuatro estaciones del año.

Es importante recordar que la Tierra no orbita alrededor del Sol en un plano completamente horizontal, ya que su eje de rotación está inclinado.

Por ello, cuando el hemisferio norte se encuentra inclinado hacia el Sol, experimenta el verano, mientras que el hemisferio sur vive el invierno. En contraste, cuando el hemisferio norte se inclina lejos del Sol, atraviesa el invierno, y el hemisferio sur disfruta del verano.

Durante el otoño y el invierno, el hemisferio norte de la Tierra permanece inclinado lejos del Sol, lo que reduce las horas de luz. Además, la luz solar se dispersa más y es parcialmente absorbida por la atmósfera, lo que disminuye tanto la intensidad de la luz como el calor que llega a la superficie terrestre.